Carme Riera firmó en 2009 un libro titulado Formentor, la utopía posible. Hasta hoy no he rastreado en el volumen una mención despectiva por debajo de mis merecimientos, en el apartado dedicado a la visita al hotel de los Duques de Windsor. "El periodista Matías Vallés, en sus estampas de visitantes ilustres publicadas con el título de Mallorca, destino obligado, ofrece una noticia para mí más interesante que las generadas por la sexualidad ¿equívoca? de la norteamericana: la composición de una marcha de gaitas, titulada Majorca, fruto de la inspiración del todavía Príncipe de Gales durante su primer viaje, en 1934. La marcha fue ensayada por los Scots Guards para los cambios de guardia e interpretada por primera vez en la Torre de Londres, según Vallés, dato, por otro lado, que a Josep Melià le parece muy poco fiable".
Suelo querellarme contra quienes me llaman "muy poco fiable", en lugar de mi título auténtico de "mentiroso compulsivo", pero dejemos los asuntos personales. La redacción del párrafo es caótica, pero deja entrever dudas nada razonadas sobre la capacidad compositora del breve Eduardo VIII, por no hablar sobre mi trabajo publicado en esta su casa. Solo hay un pequeño problema, consistente en que el duque de Windsor compuso una suite para gaitas titulada Majorca o Mallorca, interpretada por la banda citada y por muchas otras hasta la actualidad. Supongo que no se necesita demostrar que el título se refiere a la isla, aunque quién sabe a estas alturas.
Como todo periodista, me encuentro incómodo cuando digo la verdad. Al ser un triste gacetillero que redacta "estampas", aunque la última vez que revisé Mallorca, destino obligado se trataba de un libro de mejor encuadernación que el firmado por Riera, no tendría problema en haberme inventado la obra para gaitas. Sin embargo, la partitura de la pieza del Duque de Windsor puede consultarse en internet, una maquinación fuera de mi alcance. Los especialistas en el instrumento de viento en el que está compuesta la banda sonora del infierno destacan que no catalogan la obra Majorca entre las más meritorias de su especie "por su autor, sino por su calidad".
Todo ello, como se ve, "muy poco fiable", pero a disposición de cualquiera que en los últimos veinte años dispusiera de una conexión a un motor de búsqueda. Claro que la suposición de que exista Google también debe pecar de dudosa fiabilidad. En cuanto a la utilización como blindaje de Josep Melià, un intelectual de auténtica talla fallecido en el momento de la escritura del libro Formentor, prefiero no calificarla.
