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Necesitamos una auténtica revolución, por Carlos Arribas

La gestión de los residuos municipales es muy deficiente. Solamente el 34% de los residuos se reciclaban en 2017, cuando en Europa la media estaba en el 46%. Además en ese 34% se incluye el 15% de la obtención de material bioestabilizado procedente de procesos de compostaje de los biorresiduos, que en su mayor parte no se aprovecha y se deposita en vertedero. Además, a partir de 2027 ese material ya no podrá contabilizarse como reciclado, con lo cual en esa fecha descenderá abruptamente el porcentaje del reciclaje.

La UE establece como obligación en sus Directivas para 2020 un reciclaje del 50% que se incumplirá en España y con toda seguridad vendrán requerimientos y multas. Es necesario, por tanto, una auténtica revolución en la gestión de los residuos si no se quiere perder ese tren. Una de las medidas básicas a implantar para esa mejora, recomendada por la CE en diversos informes, es mejorar la recogida selectiva de los residuos, en especial de los biorresiduos. La recogida selectiva será obligatoria para 2024, pero varias Comunidades Autónomas (Navarra, Balears, Comunitat Valenciana) ya han adelantado esa fecha y el Gobierno prepara una modificación de la Ley 22/2011 de Residuos para hacerla obligatoria en 2020.

Los sistemas de recogida de los residuos son una pieza esencial en el entramado de la gestión global. En España se ha adoptado un sistema con unos contenedores específicos para vidrio, papel/cartón y envases ligeros, con una participación voluntaria minoritaria, y un contenedor gris para la basura mezclada masivamente utilizada por la mayoría de los ciudadanos. No hay ninguna obligación legal de separar los residuos en nuestras casas. Este sistema es muy poco eficiente, pues los residuos que no son separados en nuestros hogares tienen una alta probabilidad de acabar en un vertedero.

Los sistemas más eficientes son dos: el "puerta a puerta" que prescinde de la mayoría los contenedores y obliga a los ciudadanos a separar en su hogar los residuos en las diversas fracciones (orgánica, envases, vidrio, papel) y su recogida mediante un calendario semanal, y un sistema de contenedores específicos personalizados que identifiquen al vecino, que aumenta la responsabilidad del mismo al sentirse observado.

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