Durante la parte más dura de la crisis económica, cuando el paro estaba en sus máximos, todos los políticos españoles se llenaban la boca hablando de los emprendedores. Si hay un país del que se puede aprender algo sobre la facilidad para crear empresas ese es Dinamarca. De momento no estoy pensando en crear ninguna empresa, ya que estoy contento con mi actual trabajo. Pero si quisiera hacerlo solo tardaría unas cuantas horas desde mi ordenador. Os puedo asegurar que eso es ciencia ficción en España. Durante un año aproximadamente he sido autónomo a la vez que trabajaba en mi antigua empresa en Valencia. En mi caso lo peor era tener que pagar la cuota de autónomo, cuando ni siquiera tenía ingresos o eran muy bajos. En Dinamarca al menos esa parte no sería un problema, ya que no hay cuota de autónomo, sino que se paga un porcentaje de lo que se gana.

Dinamarca es el tercer país en la clasificación de facilidad para hacer negocios (España el 30). Hay varios motivos para ello: el alto poder adquisitivo de los daneses, alto nivel de inglés, apoyo claro de las instituciones al sector tecnológico, farmacéutico o químico, pero uno de los más famosos es el concepto de "flexiseguridad", el cual no estoy del todo seguro que se pueda aplicar en España.

He visto políticos, tanto de izquierda como de derecha, defender la flexiseguridad danesa y a veces creo que no saben lo que implica. Lo digo porque la flexiseguridad implica que el despido es libre o casi libre en Dinamarca, pero también implica que los impuestos por IRPF son de los más altos del mundo. Aquí es normal pagar un 32,34 o 36% de impuestos. El paro funciona de manera muy diferente a España, primero, es opcional estar apuntado y es semipúblico, hay que pagar una cuota mensual y al año de cotizar se puede optar hasta un máximo del 90% del salario con un máximo 2.500 euros mensuales.

Ahora vienen las principales diferencias con España: el paro se obtiene de una especie de Caja o Fondo de Seguro de Desempleo denominada A-kasse, que es una empresa sin ánimo de lucro que usa fondos estatales, algunos más orientados a algún tipo de profesiones. El tema es que, al ir al paro, pasado un tiempo te obligan a asistir a cursos de formación y a demostrar que has estado aplicando para ofertas de trabajo. Y las dos últimas mayores diferencias es que se puede cobrar el paro después de terminar los estudios (no se paga cuota siendo estudiante) y que no es necesario ser despedido para poder cobrar el paro, uno puede irse del trabajo y pasadas tres semanas desde la renuncia, cobrar el paro; eso sí, luego hay que estar activamente buscando trabajo.

Tengo el caso de una amiga, que después de unos años trabajando en la misma empresa, quería cambiar un poco de rol y su empresa no le ofrecía eso. Así que decidió dejar el trabajo. Pasados unos meses de entrevistas y algunos cursos en la A-kasse encontró un nuevo trabajo de lo que quería y ahora está mucho más contenta.

*De Alaró, es ingeniero en Electrónica Industrial y trabaja en una empresa tecnológica danesa.

A 2.386 kilómetros de Mallorca.