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El puerto del Molinar se transforma

En cuestión de unas tres semanas pueden comenzar las primeras demoliciones para reformar las instalaciones portuarias del molinar

Algunas pancartas siguen colgadas de los balcones en el barrio del Molinar. Reclaman un Port Petit y durante seis años ese ha sido el dolor de cabeza de muchos vecinos y entidades ciudadanas, que temían ver cómo un club marítimo de pequeñas dimensiones se transformaba en un complejo náutico siete veces mayor, con piscina y pista de tenis. Los carteles reivindicativos siguen ahí por si un caso, pero en cuestión de días comenzarán los primeros trabajos para renovar las centenarias instalaciones. Nada de proyectos ambiciosos, al menos no en cuanto a su extensión. El futuro puerto estará más abierto al barrio, totalmente conectado con el paseo y, lo más importante para quienes han luchado por ello, mantendrá sus actuales dimensiones.

Unos paneles informan a quienes pasan por el Molinar de la reforma del puerto y que la duración de las obras será de unos nueve meses y medio, aproximadamente. La Autoridad Portuaria de Balears (APB) es la que asume esta mejora y la integración en el paseo de las instalaciones que hasta ahora ha ocupado el centenario Club Marítimo Molinar de Levante, el mismo que durante años ha intentado sacar adelante proyectos que le pusieron no solo en contra de vecinos de la zona, sino de entidades de ámbito mucho mayor, partidos políticos e instituciones públicas.

Durante esta semana, los amarristas deberían haber trasladado sus embarcaciones y pertenencias a unos pantalanes en el Portitxol y al secadero de redes, donde también se han instalado unos módulos prefabricados para que puedan tener allí las oficinas. Este trámite se ha complicado y la APB les ha lanzado un ultimátum: no dará más plazos y facilidades de las que ha dado y quiere ya preparar el terreno para las obras, tarea que se llevará a cabo durante tres semanas. Las primeras demoliciones podrían solaparse con estos trabajos previos, comenzar a las dos semanas de haber despejado el lugar y durarán unos cuatro meses, según el calendario previsto. De hecho, las distintas fases que comprenden las obras portuarias, la urbanización, la construcción de la escuela de vela y la instalación de redes técnicas y demás equipamientos se irán realizando simultáneamente en ese plazo de nueve meses y medio.

Mientras dure la reforma, en el tramo afectado de la calle Vicari Joaquim Fuster quedará inhabilitada la acera junto al puerto, de modo que los peatones deberán caminar por el bordillo más próximo a las casas. La circulación de coches, según el proyecto aprobado, solo se cortará en algunos momentos, cuando las obras lo requieran.

La renovación

ACSA Obras e Infraestructuras, S.A. se encargará de la renovación del puerto, tras haberse adjudicado un contrato de tres millones de euros y al que quisieron optar hasta ocho empresas.

Para transformar las instalaciones, se demolerán muelles, los dos pantalanes, los muros y la valla que actualmente delimitan el club, varias rampas, el pavimento y los muretes de contención en los diques. Se dragará toda la zona interior del puerto y el material que se saque se podrá reutilizar como relleno de esta obra y de otras en marcha.

El nuevo puerto contará con una nueva escollera de protección, un dique exento sumergido a 115 metros de la costa y una trampa de sedimentos, también instalada bajo el agua, para reducir la necesidad de dragar la dársena.

La línea de muelle se modificará, avanzándola hacia el mar en algunos tramos y retrasándola en otros. Se reforzarán los diques y se creará una nueva rampa ante la futura escuela de vela, entre muchas otras actuaciones, que se ejecutarán durante unos siete meses y medio.

Para integrar el puerto en el paseo marítimo, que al eliminar muros ganará superficie, también se crearán rampas que salven el desnivel de 80 centímetros con la zona peatonal.

Las obras de urbanización, que necesitarán unos cinco meses y medio, será lo último que se acabe, al igual que las redes técnicas e instalaciones, que se realizarán también a lo largo de siete meses y medio, el mismo tiempo que llevarán las obras portuarias.

El edificio blanco y medio destartalado que alberga el restaurante y las oficinas se conservará, de hecho está protegido por el Ayuntamiento, aunque se le eliminarán las partes añadidas a su alrededor. Su rehabilitación forma parte de otro proyecto que también costeará la APB, según ha confirmado la propia entidad.

En cambio, la construcción de los nuevos pantalanes y gestión de los amarres deberá correr a cargo del próximo concesionario. El Club Marítimo Molinar de Levante ha anunciado su intención de presentarse al concurso de proyectos. "Vamos a intentar volver a conseguir la concesión porque no queremos que desaparezca el club náutico más antiguo de Balears", afirma Rafael Vallespir, su presidente, quien ha visto frustrados sus intentos de ampliar las instalaciones del puerto en dos ocasiones y ha planteado todo tipo de objeciones a la inminente reforma y al traslado de los socios a otras instalaciones temporales en el Portitxol.

Cuando finalice la transformación, el Molinar tendrá un puerto con las mismas dimensiones que ahora, con unos 80 amarres y accesible totalmente hasta llegar al mar. Para Toñi Fernández, portavoz de la plataforma Al Molinar, Port Petit, la clave para llegar a este momento fue "el compromiso de todos los partidos, a excepción del PP, de no ampliar el espejo de agua, que implicaba no ampliar el puerto".

Sin embargo, Fernández también tiene muy claro, e insiste en que así quede reflejado, que si el Molinar mantiene un puerto pequeño no es mérito solo del vecindario ni de Port Petit, "es una batalla de todos".

Echando la vista atrás

En esa batalla a lo largo de estos años se han implicado Salvem el Molinar, ARCA, GOB, la asociación vecinal Vogar i Ciar, Amics de la Terra y Greenpeace, que consiguieron 25.000 firmas en contra de la ampliación del puerto y el apoyo de expertos de distintos ámbitos, de "gente relevante, con criterio, que explicaba por qué tenía que mantenerse el puerto como estaba", recuerda la portavoz de Port Petit. También consiguieron que el artista Miquel Barceló, que les regaló un dibujo, y otras personas ilustres, los Notables pel Molinar, se sumaran a su causa.

Después de que los dos macroproyectos presentados por el Club Marítimo del Molinar fueran retirados (el segundo rebajaba el impacto pero igualmente cuadruplicaba las actuales dimensiones), debido a la oposición social, la Autoridad Portuaria, con Joan Gual de Torrella al frente, anunció en julio de 2016 que recuperaría la gestión de los amarres y que no permitiría la ampliación del puerto.

El proyecto promovido por Autoridad Portuaria tuvo en cuenta las peticiones de la plataforma Al Molinar, Port Petit, e incluso las mejoró. "Las innovaciones son maravillosas. Que fuera un puerto abierto no se nos había ocurrido, dar continuidad al paseo... Y otra cosa que no se nos había ocurrido es que la escuela de vela fuera un mirador al mar...", añade Toñi Fernández.

La portavoz de la plataforma tiene muy presente el momento en que los vecinos se dieron cuenta de la amenaza que planeaba sobre su barrio. Fue cuando un grupo de jóvenes convocó una reunión vecinal por la macrorrotonda que se quería construir y a la que asistieron unas 50 personas. "Manifestamos nuestro temor de que fuera el inicio de un proyecto mayor... Hacía años que ya se había intentado ampliar el puerto", menciona Fernández. A los pocos días, les llegó la convocatoria para asistir a la presentación de un proyecto para renovar el Club del Molinar, en vistas a que la concesión finalizaba en 2018. "Ellos habían dejado deteriorar las instalaciones, creo que deliberadamente y presentaban la primera ampliación".

Asambleas semanales, organización del grupo de trabajo, designación de portavoces, diseño de una estrategia... Port Petit se convirtió en un movimiento ciudadano que se planteó su lucha como "una carrera de fondo" y con un objetivo claro, "si se perdía el Molinar, se perdía una parte importante de Palma", sostiene Toñi Fernández. La plataforma no desaparecerá, se mantendrá vigilante mientras duren las obras.

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