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Desde Bali

¿Podéis imaginaros que la isla de Mallorca se paralizara durante 24h?

Un Ogoh-Ogoh (representaciones de demonios) que pasean por las calles de Bali para celebrar el Nyepi.

La semana pasada tuve la maravillosa oportunidad de disfrutar de la paz y la tranquilidad de que toda la isla de Bali esté apagada y fuera de cobertura, nunca mejor dicho. .

Una vez al año los balineses celebran el Nyepi, día del silencio. Cuenta la leyenda que malos espíritus sobrevuelan Indonesia esa misma noche, así que para pasar desapercibidos y no atraer a los demonios, todo el mundo debe estar en casa, en silencio y con las luces apagadas. Los malos espíritus pasarán de largo porque no verán ´Balí y podrán seguir siendo una isla sagrada, "la isla de los Dioses" como se hacen llamar.

La noche anterior se celebran los Ogoh-Ogoh, un buen paralelismo serían nuestras procesiones de semana santa. Cada 'banjar' (ayuntamiento del barrio) lleva meses construyendo su Ogoh-Ogoh, representaciones de demonios, que pasearán por las calles y harán bailes y actuaciones teatrales contando leyendas sobre ellos. Los hay de todo tipo, más grandes, más pequeños, con luces, más majestuosos o más modestos, pero todos con una colla de entregados balineses que los harán bailar cual virgen del Rocío.

El ambiente previo a los Ogoh-Ogoh me recordó al agradable caos del día de las carrozas en Alaró: calles cortadas y decoradas, gente vestida con sus trajes yendo a sus "banjares" a hacer los últimos retoques antes del gran momento.

Los balineses aprovechan estas 24 horas para descansar, meditar y estar con la familia. Los turistas se recluyen en sus hoteles, los cuales ya han preparado packs especiales para Nyepi. Son tan estrictos con esta tradición que hasta el aeropuerto está cerrado e internet cortado. Hay policías encargados de vigilar si hay algún turista despistado por la calle y que es amablemente multado y llevardo a cobijo. El año pasado, por ejemplo, una amiga se dejó la luz de la terraza encendida al salir y los vecinos saltaron dentro de la casa a bajarle los plomos.

Expatriados como yo y mis amigos, nos preparamos para este día como si de una cuarentena se tratara. Decidimos montar el campamento en la casa de la amiga con la mejor villa. Previamente, hicimos una excursión a Carrefour (supermercado más europeo y mejor equipado de la isla) y compramos víveres para un regimiento. La idea de que no podríamos salir de casa en 24 horas nos aterraba, así que más vale que sobre que no que falte. Teníamos el día lleno de actividades "internet-free" programadas con tal de no aburrirnos. Unos preparaban el desayuno, otros la comida y otros la cena, yoga en el salón, taller de pintura, juegos en la piscina, tiempo programado para leer y juegos de mesa entre otras actividades.

Que la isla entera esté en silencio y sin contaminación lumínica hace que mirar al cielo esa noche sea increíblemente mágico.

* Natural de Alaró. Licenciada en ADE.

Tras trabajar en marketing digital en Londres lo hace ahora desde Bali.

A 12.500 kilómetros de Mallorca

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