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Oblicuidad

Que vivan Rafa Nadal y sobre todo 'Gaza'

Que vivan Rafa Nadal y sobre todo 'Gaza'

La victoria del cortometraje de factura mallorquina Gaza en los goyas fue recibida con un estallido unánime de gozo en la redacción de este diario. Los dos seres vivos presentes compitieron en muestras de satisfacción. Personalmente, ni siquiera había visto todavía los 18 minutos de documental. No conozco a ninguno de los involucrados en su realización, y me pareció kitsch que demandaran la expulsión de Israel de Eurovisión, en lugar de promulgar la supresión entera del festival. Ninguna de estas limitaciones empañó mi alegría por un mínimo triunfo de Mallorca en Madrid, aunque fuera por la vía del AVE a Sevilla.

A continuación surgió la satanización de quienes habían celebrado el triunfo de Gaza. Insisten en que la hostilidad se debe al premio a una obra propalestina, aunque no entiendo qué esperaban de un documental con ese título. En mi fuero interno, la incriminación colectiva está ligada al desprecio que España siente hacia Mallorca. La virulencia hubiera disminuido si los autores fueran chicarrones vascos.

La lógica reacción de los reaccionarios sume en la perplejidad a quienes pensábamos que aplaudíamos a Nadal porque un mallorquín protagonizaba el mayor espectáculo jamás contemplado sobre un escenario, y no por su ortodoxia al envolverse en la bandera española. De hecho, disfruto como nadie con un partido del tenista, el único certamen deportivo que soporto de principio a fin. La indigencia intelectual de sus declaraciones, inconstitucionales al rechazar una moción de censura, me parece desvinculada de su maestría con la raqueta. Si el campeón hablara con la derecha como juega con la izquierda sería Peter Sloterdijk, y el alemán rompió el molde.

Esta disociación no ha sido posible en Gaza, donde se ha exigido la pureza de sangre ideológica a sus autores victoriosos. En contra de sus críticos, han logrado el reconocimiento de España entera con medios austeros, frente a las humillaciones que encadena el millonario Govern en el mismo ámbito. Su irrupción tiene más mérito que una victoria actual de Nadal en el Grand Slam, gesta devaluada por habitual.

Si además de lograr un Goya siendo mallorquines, también han sacado de sus casillas a José Ramón Bauzá, los autores de Gaza redoblan su éxito. De ahí el error de Biel Company, arrepentido públicamente de festejar a sus paisanos. Otro que se inclina ante Madrid, a diferencia de los autores del documental. En defensa del líder del PP menguante, confundió el título del documental con Ciego en Gaza, una de sus novelas favoritas al igual que el resto de la producción de Aldous Huxley.

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