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Tribuna

¿Qué hacemos con los lodos de depuradora?

El agua depurada termina, en gran parte, en el mar. Lluís Amengual

Con la aparición de las ciudades, empezó a plantearse la problemática de los lodos; residuos orgánicos resultantes de la actividad metabólica de las personas. Anteriormente, estos mismos residuos orgánicos formaban parte del ciclo natural, siendo acumulados y mezclados con soporte vegetal en cada casa para su posterior aplicación directa a los terrenos de cultivo. Y así sigue ocurriendo en muchos entornos rurales.

Primero en Londres, Boston, Hamburgo y luego París, empezó a desarrollarse el sistema de alcantarillado moderno que propició una mejora notable de la higiene y sanidad por reducción de enfermedades derivadas del agua contaminada con sustancias fecales. No obstante, hoy en día en muchas ciudades de vastas regiones del planeta, todavía se carece de redes de alcantarillado, servicio fundamental para la salud del conjunto de una población.

El sistema de alcantarillado implica que se utilice agua como agente vehicular de los detritus generados por la actividad humana. Las redes de alcantarillado conducen a colectores generales que finalmente desembocan en las plantas de tratamiento. Las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas se encargan de sanear el agua que utilizamos para nuestra habitual actividad doméstica. Para ello, requieren de técnicas propias de la ingeniería y de la biología que permiten alcanzar resultados muy elevados de recuperación de la calidad del agua, a un nivel que puede llegar incluso al previo a su utilización.

Una vez hecha una primera separación del agua en la propia depuradora, la materia orgánica, denominada lodo o fango de depuradora, es una masa con un gran contenido en agua, cuasi líquida, que mantiene un elevado ritmo de actividad biológica. Por ello, es necesario continuar aplicando tratamientos de separación del agua para poder mejorar el tratamiento. Primero se acostumbra a depositar en un depósito circular denominado espesador, que simplemente por la ley de la gravedad elimina una parte pequeña del contenido en agua, a la vez que ejerce de depósito de almacenamiento temporal. De ahí, pasa a un sistema mecánico de eliminación del agua que puede ser una centrífuga, similar en su principio de funcionamiento a una secadora de ropa doméstica, o bien un filtro que, por presión ejercida a la masa de fango, fuerza la salida del agua.

Con todo esto, tenemos a la salida de los procesos, una masa sólida pastosa con un 75-80 % de contenido de agua que permite ya su transporte en condiciones razonables, para continuar con tratamientos adicionales, normalmente fuera del recinto de la depuradora; si bien determinadas tecnologías, no aplicadas en Mallorca, como la incineración in situ, se llevan a cabo en la misma planta o anexa a ella, evitando costosos trasiegos de lodos que, además, presentan problemas de vertidos puntuales si no han alcanzado el grado de sequedad preciso, o bien si su transporte se efectúa por métodos incorrectos.

En nuestro caso, los lodos son transportados directamente a plantas de compostaje, tratamiento consistente en el mezclado de los lodos con material soporte vegetal y su conveniente volteo para aireación, de forma que se transforma en un material estabilizado que ya no genera olores, y puede ser utilizado en agricultura como abono, o bien en tareas de jardinería.

También pueden ser compostados con un tratamiento previo conocido como metanización o digestión anaerobia, mediante el que se procede a su estabilización en el interior de un depósito, con recogida del gas metano generado, que puede ser aprovechado para generar electricidad y calor, y posterior compostaje del lodo así digerido, obteniendo finalmente compost.

Sin embargo, para obtener un compost de calidad, es requisito imprescindible que los lodos no presenten contaminación de elementos peligrosos, puesto que, si es así, no pueden ser utilizados. Ello limita de forma importante el potencial de este sistema, puesto que si el compost registra dicha contaminación, que puede presentarse por numerosos motivos, no puede ser utilizado legalmente como fertilizante.

Otro sistema de tratamiento que se utiliza en Mallorca es el secado térmico del lodo, en nuestro caso aprovechando la energía solar. A tal efecto, se introduce el lodo procedente de las plantas en grandes naves similares a invernaderos, que permiten el paso de la luz solar, y se consigue la progresiva evaporación del agua, hasta alcanzar un grado de sequedad cercano al 80 %. Una vez seco, el lodo puede aprovecharse en la propia incineradora, dado que su poder calorífico inferior es elevado, y, por tanto, su combustión genera energía transformable en electricidad.

Actualmente, la normativa vigente impide el vertido de lodos sin tratamiento a vertedero, mientras que el vertido directo a terreno para uso agrícola, técnica utilizada en muchos lugares para su aprovechamiento agronómico, no se aplica de forma extensiva en Balears, debido a la problemática que genera en cuanto a olores, insectos y dificultad de transporte, así como a la distribución urbanística de nuestras islas.

Cada una de las soluciones citadas, presenta ventajas e inconvenientes, y no se puede afirmar categóricamente que una solución es mejor que las otras, dado que ello dependerá de las circunstancias y necesidades de cada zona.

En el caso de Balears, como ya hemos comentado, no existe una agricultura extensiva importante y, por otra parte, la densidad poblacional y su distribución hacen que la solución de aplicación directa al terreno para usos agronómicos sea poco recomendable, por las grandes molestias que presenta en materia de olores e insectos.

Durante mucho tiempo, el compost producido tuvo muchas dificultades para ser aceptado y aprovechado por la agricultura, pero desde hace unos años se puede afirmar que no existen problemas de acumulación de compost, siendo absorbido por la actividad agrícola y de jardinería; pública y privada. Sin embargo, más de la mitad de los lodos de Mallorca se incineran, recuperando la energía contenida mediante su transformación en electricidad, renovable en un 50 %.

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