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Oblicuidad

'Experiencing', el gerundio del año

'Experiencing', el gerundio del año

Vox todavía no ha ganado las elecciones, pero ya ha derrotado al cambio de calendario. El 2018 acabó con Vox, a falta de saber si Vox acabará con 2019. El partido de ultraderecha moderada no ofrece todavía un voto, y todavía menos una victoria, pero se ha convertido en una excitante experiencia para los reaccionarios. Y dado que no tiene mérito proclamar la palabra del año en diciembre, cabe anunciar desde enero que experiencing será el gerundio de 2019. Redondeado por el participio Netflixed, ya que lo preguntan.

Los objetos han pasado de moda. Esta obsolescencia no viene decretada por un articulista ayuno de inspiración, sino por el mayor vendedor de artículos de precios astronómicos del planeta. El grupo LVMH de Louis Vuitton o Christian Dior adquiere el grupo hotelero Belmond del Cipriani veneciano, el Splendido de Portofino, La Residencia de Deià o los trenes Orient Express. El comprador Bernard Arnault se justifica en "la consistencia con nuestra inversión continuada en el campo del lujo experiencial".

El experiencing en auge se ha filtrado desde los establecimientos de alta gama a los grandes almacenes, y se ha convertido en el reto del comercio navideño en las metrópolis mundiales. La marca neoyorquina Store recibe la aclamación masiva gracias al rediseño integral y mensual de los inmuebles que ocupa, bajo la pretensión de "contar historias" a través de eventos patrocinados por marcas comerciales.

La apoteosis del tráfico mundial no llega a través de los objetos, sino de los recuerdos. El predominio de la experiencia respeta escrupulosamente la segmentación en clases. La plebe deberá conformarse con el disfrute de una temporada íntegra de The crown, a lo largo de un fin de semana inolvidable sin abandonar el sofá. Los amantes de un experiencing de lujo pueden concertar una cena a la luz de las velas en un museo parisino. O un fin de semana en un lujoso palacete toscano con spa.

Sin embargo, el experiencing imprime una deliciosa voluntad de eclecticismo. Por ejemplo, Giorgio Armani hundiéndose en el salón de su palacete toscano, para disfrutar de un atracón de capítulos de The crown. Cuando hasta los diseñadores de los objetos más caros sucumben a la experiencia vicaria del reinado de Isabel II, culmina el tránsito de lo material a lo espiritual. A lo mental, en laico.

Los objetos saturan el espacio y las experiencias agotan la capacidad de memoria. Ante la proliferación de la economía del experiencing en sus variantes popular y elitista, se impone el racionamiento del tiempo de cerebro disponible. Una dieta grasa.

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