En pleno invierno llega una festividad, Sant Antoni, cada vez más celebrada en la isla, con sus tradiciones religiosas venidas a menos, su rica gastronomía típica del tiempo de invierno y una fiesta popular que reúne foguerons y beneïdes además de otras tradiciones de gran calado entre la gente que gusta de participar y vivir la fiesta más que observarla.
La zona más próxima a la Albufera es la que sin duda ofrece una mejor y más amplia oferta gastronómica unida a la fiesta del santo, debido esencialmente a su fácil acceso al ingrediente (además del cerdo y sus embutidos) más emblemático: la anguila.
En Mallorca la anguila no fue durante siglos exclusiva de este humedal próximo a sa Pobla, Muro, Alcúdia y Santa Margalida, sino que podía capturarse en zonas de aguas embalsadas y torrenteras e incluso en el interior de la isla, en muchos de los torrentes que fluían a lo largo de casi todo el año, dejando grandes charcas. La transformación de las desembocaduras de estos torrentes en puertos deportivos y urbanizaciones hace que, hoy por hoy, la anguila se halle solo en la Albufera.
La preparación de la anguila es muy variada y siempre vinculada al uso de especias picantes. Frita con pimientos, rehogada, al horno con abundante verdura, con fideos o en espinagada, que es el plato seguramente más celebrado, propio de una tierra rica también en productos hortícolas.
