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Memorias de la cocina

La Navidad, siempre dulce

La Navidad, siempre dulce

Una de las características de las fiestas navideñas -que se alargan hasta la Candelaria, pasando por Fin de Año, Año Nuevo, Reyes, sant Antoni y sant Sebastià- es la presencia de dulces en nuestras mesas. Puede celebrarse una Navidad sin pavo o lechona, pero no es imaginable sin dulces: los turrones hechos en casa (cocas de turrón con sus características obleas y el dulce aroma de la piel de limón rallada que perfuma la almendra molida, o el guirlache), así como las cocas de Navidad, hechas a base de frutos secos, de sabores coloristas.

Uno de los dulces tradicionales en algunos puntos de la isla es el farciment, un plato entre dulce y salado, que se consume junto con la lechona, pero también con pan o como postre, hecho a base de pasas, azúcar, coquet ensaimada o bizcocho, huevos, almendras€ todo ello embutido en la corteza de una pierna de cerdo, con su parte de grasa, que había sido dejado en salazón el día de la matanza. Algo exquisito que sigue preparándose en algunos pueblos de las comarcas del Llevant i del Pla de Mallorca.

Desconocemos el origen del turrón, atribuido a Alicante; pero se sabe que en la antigüedad los griegos ofrecían a sus atletas unas barritas energéticas hechas a base de almendras y miel, antes de las competiciones. Está claro que se aprovechaban los ciclos naturales; la almendra, recogida a finales de verano, es la gran protagonista.

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