Una de las visitas obligadas cuando alguien viene a verme a Copenhague es el parque de atraccions del Tivoli, situado en el centro de la ciudad. La historia del Tivoli, que presume de ser uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo, comienza en 1843, cuando abrió sus puertas por primera vez. Un rey danés ordenó su construcción con la idea de dotar a la ciudad de un lugar de esparcimiento donde distraerse y no "dar guerra" -políticamente hablando-, pero el verdadero fundador del parque fue George Carstensen, un oficial de la armada danesa que convenció al monarca para adquirir el terreno donde hoy se asienta el Tívoli, que entonces se encontraba en las afueras, antes de que la ciudad creciera hasta el punto en que hoy la vemos, pues ahora está en pleno centro junto al Ayuntamiento y sobre todo de la Estación Central.

Se dice que el Tivoli recibe alrededor de 4 millones de visitantes al año, lo que lo convierte en la principal atracción de Dinamarca, y no porque sea un parque al estilo de los Disneylandia, Port Aventura o similares. La mayoría de los visitantes son daneses y entre los visitantes extranjeros los suecos son los más numerosos. Aunque permanece abierto todo el año, por razones climáticas, las atracciones solo funcionan entre abril y septiembre, cuando además hay numerosos espectáculos pirotécnicos y conciertos al aire libre aprovechando las horas de sol. Las atracciones permiten descubrir la mitología nórdica (con el Castillo de Valhalla, Valhalla Borgen), los cuentos de Hans Christian Andersen (con las "maletas volantes", Den flyv Kuffert), y la vista sobre Copenhague (desde la noria). También me gusta mucho, y lo he visitado, entre mediados de noviembre y diciembre, cuando se instala un gran mercado de Navidad que os recomiendo visitar si estáis en la ciudad por estas fechas, pues es uno de los más bonitos de Europa. Además de esto podeis ver La Pagoda, inspirada en las pagodas chinas, que contiene un restaurante dedicado a este tipo de comida, el Teatro de Pantomima, el pabellón más antiguo del parque, que acoge espectáculos musicales y de ocio y la puerta principal por Vesterbrogade, construida a finales del XIX y que se ha mantenido prácticamente igual hasta hoy.

Tanto si vais con niños como sin ellos (pues hay atracciones para todas las edades), lo pasaréis en grande disfrutando de un ambiente con un toque nostálgico pero muy alegre y sobre todo, muy romántico.