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Historia

Semanario ´Le Jeudi´, la Mallorca de la República en francés

´Le Jeudi´, semanario francés editado en Palma en 1933, ofreció una visión del incipiente turismo en Mallorca y del ocio nocturno del que se disfrutaba en Ciutat

Un grupo de bañistas disfruta de las cálidas aguas del Mediterráneo enfrente del Hotel Victoria, uno de los primeros de la isla. archivo de casa vila

El 11 de mayo de 1933 se distribuyó en los quioscos de Palma y entre los hoteles de Mallorca el primer número de un semanario dedicado fundamentalmente a dar cuenta de cómo era la isla, que ya había despertado el interés de los europeos. El semanario centraba la atención en informar de cómo se desenvolvía la vida en Ciutat y en los lugares más visitados de Mallorca, puesto que el turismo, que una década antes ya había puesto su punto de mira en Formentor, se estaba convirtiendo en algo a tener muy en consideración. La revista también dedicaba sus páginas a resaltar los locales del ocio nocturno en Palma. La novedad del semanario era que se editaba en lengua francesa. Le Jeudi vio la luz en los meses de junio, julio y agosto de 1933. Después siguió editándose en Barcelona. Constituyó una novedad en la provinciana y no tan conservadora Palma de la década de los 30 del pasado siglo, los años en los que la Segunda República posibilitó una eclosión cultural y artística cercenada de cuajo por el golpe de Estado que desencadenó la Guerra Civil de julio de 1936.

Ha sido el historiador Antoni Marimón, profesor de Historia Contemporánea en la UIB, quien ha investigado el caso del semanario, realizando un estudio titulado Entre el turismo y la política. Le Jeudi, un semanario en lengua francesa durante la Segunda República española, solicitado por universidades francesas. Marimón destaca en su amplio trabajo algunas de las características de la revista, como la de publicitar los locales de ocio nocturno. En su número 4, correspondiente al 1 de junio de 1933, cuando en España se había instaurado el Gobierno de Alejandro Lerroux y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de Gil Robles, mayoría parlamentaria que se prolongó hasta febrero de 1936 y fue conocida como bienio negro, se cita el local de La Potinière, vinculado al conocidísimo Trocadero, del que la crónica del semanario cuenta que una danzarina llevaba por toda vestimenta "una larga faja de volantes compuesta por papel transparente".

Sin censura

No hay constancia de que las autoridades intervinieran para censurar semejante atentado contra la moral pública, ni que la autoridad eclesiástica pusiera el grito en el cielo. Cuatro años después el nacionalcatolicismo de los golpistas instauró una moral asfixiante en la que tales excesos eran impensables. La bailarina parece que fue uno de los acontecimientos del verano de 1933. En el anuncio que la revista dedicaba al evento se decía que en La Potinière, "la élite de la sociedad cosmopolita se da cita en sus maravillosos jardines". La danza de la bailarina discurría entre las once de la noche y las dos de la madrugada. En Trocadero podía bailarse hasta las cuatro de la madrugada. Era, según la revista, "lo más selecto de España". Dos décadas después, cuando el turismo fue imparable, Trocadero prosiguió su existencia y la plaza Gomila adquirió la vitola de centro neurálgico de la vida nocturna de Palma. La inauguración del Palma Beach, en s´Aigo Dolça, también mereció la atención del semanario.

Le Jeudi dedicó su primer número, el de su lanzamiento, a describir en toda su primera página la naturaleza y vida de Galilea. Era la decidida apuesta del semanario por las rutas turísticas de Mallorca. Una foto del Puig de Galatzó ilustraba la página dedicada enteramente al asunto. Los cines también eran publicitados: Rialto, Moderno, Born, Principal y Lírico disponían de su correspondiente espacio, al igual que algunos de los hoteles que en la isla empezaban a abrir sus puertas. Páginas dedicadas a la mujer, acompañadas de dibujos e ilustraciones, a la vida laboral de Palma, con unos dibujos de obreros descansando eran productos habituales en la revista.

El profesor Marimón destaca que la relativa proliferación de publicaciones en lengua extranjera es fruto directo del constante crecimiento del turismo a lo largo del primer tercio del siglo XX. Los primeros hitos importantes, resalta, fueron la inauguración del Grand Hôtel, en 1903, y la creación, dos años más tarde, del Fomento del Turismo de Mallorca y el Hotel Formentor, todo un acontecimiento, en 1926. Marimón da cifras: 36.159 turistas visitaron las islas en 1930 y en 1933, cuando aparece Le Jeudi, ya son más de 69.000 para llegar casi a los 100.000 en 1935.

Prueba incontestable de la importancia que estaba adquiriendo el turismo fue el contundente rechazo de la sociedad mallorquina a un decreto del Gobierno español, de febrero de 1934, que regulaba las estancias de los extranjeros y limitaba la construcción en las zonas costeras, no por razones medioambientales, sino por miedo al espionaje internacional. La protesta ciudadana se concreto en una gran manifestación en Palma, el 9 de marzo de aquel año, encabezada por el alcalde Darder (asesinado en 1937 por los golpistas), lo que obligó a Madrid a anular el decreto.

Esa situación hizo que del seno de las colonias extranjeras residentes en Palma surgieran publicaciones con el objetivo de conectar con los residentes extranjeros. La primera de esas publicaciones fue el semanario en lengua inglesa The Majorca Sun, que se publicó entre diciembre de 1931 y julio de 1936. El golpe de Estado obligó a cerrarlo. Se definía como "primer periódico inglés-americano para Baleares y Cataluña". El segundo semanario en inglés fue el The Palma Post, aparecido en febrero de 1932 para convertirse poco después en la primera publicación diaria redactada en lengua extranjera, con el nombre de The Daily Palma Post, que prolongó su existencia hasta los primeros meses de 1935. En las misma época aparecieron semanarios en lengua alemana: Die Insel, que estuvo en circulación entre octubre de 1932 y septiembre de 1933, y Der Herold, distribuido desde octubre de 1933 hasta abril del 34.

Retornando a Le Jeudi, su redacción estaba ubicada en la calle de Antonio Maura, en el número 34, imprimiéndose en la empresa de Fernando Soler, sita en la calle Montengro número 8. Queda reseñado que se especializó en destacar las bellezas naturales de Mallorca y de la importante oferta de ocio existente en Palma. Algunas secciones tenían un neto carácter costumbrista. Era frecuente que la primera página se dedicase a la descripción de un lugar o itinerario, caso de Galilea, al que siguió la Serra de Tramuntana, cuevas del Drac, Banyalbufar y la celebración del festival Chopin en Valldemossa, suceso cultural de primer orden muy vinculado a la cultura francesa. En su comité organizador había nueve ciudadanos franceses y un polaco. En el número 6 de la publicación se ofreció a los lectores una visión de Palma muy alejada de los tópicos turísticos e imagen bucólica, estrictamente provinciana, descrita por Santiago Rossinyol, en L´Illa de la Calma de 1922.

En sus páginas interiores, Le Jeudi, combinaba algunas narraciones del citado marchasmo costumbrista con las dedicadas a la moda femenina, que podía llegar a ocupar hasta dos páginas bajo el título de Allô, allô, Madame, floricultura y el juego del bridge, medicina o recomendaciones bibliográficas.

De especial interés era la sección denominada D´une semaine a l´autre, que solía ocupar la página 7 del semanario. Se trataba de ofrecer informaciones útiles para la colonia francesa, incluyendo cambio de divisas, transportes marítimos..., apareciendo también noticias sobre las actividades de la delegación en Palma del club linguistique Los Amigos de España y las informaciones que suministraba el Fomento del Turismo. La revista dio especial realce al empréstito para las obras de canalización del agua potable en Palma y destacó el impuesto que gravaba los aparatos de radio.

Publicidad

Es un tanto sorprendente el volumen publicitario que contenía Le Jeudi. Menos en la portada, se insertaban abundantes anuncios en todas las páginas, siendo especialmente prolíficos en la página 7 ocupando la totalidad de la 8. Esa publicidad resulta fundamental, según Marimón, para entender el desarrollo turístico alcanzado por Mallorca en los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil. Destaca especialmente un gran anuncio de la agencia de viajes parisina L´Oasis, que, además, informaba ampliamente de los servicios marítimos del puerto de Palma. También ofrecía nueve excursiones en autocar por toda la isla. Igualmente remarcables son los anuncios de hoteles y pensiones, casi todos ubicados en la zona de El Terreno. Otros reclamos publicitarios relacionados directamente con el turismo son los ya citados de salas de fiesta, cafés, restaurantes o los de lavanderías, calefacción central (prácticamente desconocida entre los mallorquines), masajes suecos e incluso una librería internacional. Junto a todo ello aparecían anuncios de tiendas de comestibles, fotografía, bordados a mano, horticultores, tiendas de ropa de lujo, papelerías y perfumerías. Todo ello pone de manifiesto los positivos efectos del turismo y la presencia extranjera en Palma, que se fue al traste con la Guerra Civil; hubo que aguardar hasta la década de los 50 para que nuevamente el turismo propiciase el desarrollo económico de la isla, acelerado al máximo en la década siguiente.

Un dato importante: la tirada de Le Jeudi, ¿cuántos ejemplares ponía a disposición de los lectores? Marimón precisa que no se puede precisar con exactitud la tirada, pero una anotación registrada en la Biblioteca Lluis Alemany de Palma indica que alcanzaba los 600 ejemplares semanales, difusión apreciable para la época y por tratarse de una revista editada en francés.

Para el profesor Marimón, Le Jeudi nació en Palma como fruto del desarrollo turístico de la costa mediterránea y, concretamente, de Mallorca. Su contenido iba dirigido esencialmente a la colonia francófona y a los numerosos ciudadanos franceses que ya visitaban la isla. Muy pronto se ocupó también de Menorca y las Pitiusas y de Cataluña, donde pasó a editarse, concretamente en Barcelona, después de los 10 primeros números. Como otras publicaciones en lengua extranjera aparecidas en Palma en los primeros años de la década, pretendió informar sobre una área geográfica más amplia que la del territorio insular. Desde Barcelona siguió vinculado a la realidad de Mallorca y en concreto de Palma. Fue un semanario que dio a conocer una realidad muy difetrente a la que habitualmente ha llegado a nuestros días, centrada en una sociedad pecata, provinciana y estrictamente conservadora.

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