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Tribuna: Ser o aparentar ser, por Juan Mateo Horrach

Tribuna: Ser o aparentar ser, por Juan Mateo Horrach

Nadie duda de que Mallorca es un destino turístico de primera magnitud. Los datos cualitativos y cuantitativos lo ratifican con independencia de la consideración que ello merezca. Desde esta tribuna, siempre hemos defendido el lado positivo del turismo para Mallorca sin ocultar los aspectos negativos y mejorables del mismo. Queremos ser los mejores y estar en esa liga. No competimos, con todo respeto, contra Túnez ni contra Turquía o Egipto. Competimos contra la élite mundial: Hawaï, Mónaco, la Costa Azul y otros similares.

Para ello es necesario ser bueno en todo, no solamente en paisaje y playas, o en hoteles de cinco estrellas. El turismo requiere una gran simbiosis entre el sector público y el sector privado, porque toda una serie de servicios que conforman la calidad de un destino son prestados, aquí y en todo el mundo, por el sector público, con más o menos colaboración privada. Servicios médicos, de residuos, de agua, de carreteras, aeropuertos, puertos, y otros, son servicios prestados por la administración, y con gran incidencia en el resultado final del destino.

Por ello, se nos cae el alma cuando vemos lo acontecido estos días en las playas de Palma. Repetidos vertidos de aguas residuales sin tratar, con cierre de playas, ya de por sí es suficiente para recordar la terrible desidia habida desde hace 15 años con el ciclo del agua por parte de todas las administraciones, denunciada reiteradamente en esta tribuna. De nada valen las excusas de que hay mucha gente, mucha presión turística y otras lindezas. Eso es un dato del problema, y como tal, debe entrar en la ecuación que lo debería haber resuelto.

Por si no fuera suficiente, a lo anterior se han añadido aspectos poco inteligibles para personas acostumbradas a gestionar organizaciones. Una playa como Ciudad Jardín, prácticamente dentro de Palma, con una afluencia importante de familias, resulta que en pleno verano a las 18 horas se queda sin socorristas y sin policías locales. A esa hora, muchas personas van camino de la playa, solas o acompañadas por su familia, porque acaban de salir del trabajo y no pueden o quieren ir antes. Sin socorristas, no hay banderas, con lo que el cierre decretado por vertidos deja de visualizarse y todos, niños y niñas incluidos, se lanzan confiados al agua con el consiguiente riesgo para su salud. Y dicho riesgo no es despreciable. La e-coli puede provocar trastornos irreversibles.

Obviamente, todo lo anterior es incompatible con un destino de primera categoría. Gestionar no es comunicación. Esta es una parte, y no la más importante. Gestionar es analizar correctamente las necesidades y organizar los recursos necesarios de una forma eficaz y eficiente.

Nada de eso se pone de manifiesto en los hechos relatados.

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