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Contaminación

Mediterráneo, un mar de plásticos

Este material está presente en la mayor parte de los residuos que plagan los océanos, lo que supone una seria amenaza para el medio ambiente

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Mediterráneo, un mar de plásticos

El mar Mediterráneo se ahoga entre tanto plástico. Su creciente producción y uso ilimitado amenazan con contaminar cada rincón del planeta, especialmente los mares, destino final de muchos de los plásticos que no se gestionan debidamente y acaban en las profundidades. Desde su aparición a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado, los productos plásticos de un solo uso han facilitado la vida moderna, pero también se han convertido en la mayoría de los residuos que plagan los mares y amenazan seriamente el medio ambiente. La pregunta es: ¿podemos seguir disfrutando de este invento sin destruir el planeta?

La situación es alarmante a nivel global. Nadie hablaba del problema que se deriva del uso masivo del plástico hace unos años, pero a lo largo de los últimos meses el debate se ha instaurado en la sociedad, las empresas e incluso en algunos Gobiernos, como es el caso de Balears. No es para menos. Cada año llegan al mar ocho millones de toneladas de plástico, lo que equivale a 15 toneladas cada minuto y se estima que, si seguimos este ritmo de consumo, en 2050 habrá más cantidad de plásticos que de peces en el mar. Abrumador.

Durante los meses estivales la presencia de este material en el mar Balear aumenta considerablemente y convierte en tarea fácil la recopilación de bolsas, botellas y otros envases que se encuentran flotando a simple vista en las playas, las rocas e incluso en las zonas de mayor profundidad. Para tratar de paliar su invasión, cada verano se despliegan en las islas una flota de 30 pequeñas barcas que recorren el litoral para recoger la basura que amenaza las costas baleares.

Rubén Herrero es uno de los patrones de las embarcaciones del Govern que se dedican a la limpieza exhaustiva del mar. Aún no son las 8 de la mañana cuando ya tiene preparada su barca para salir a faenar. "Salimos a limpiar el mar cada mañana durante seis días a la semana desde junio hasta septiembre, que son los meses en los que se concentra una mayor cantidad de basura en las costas baleares", comenta el patrón.

La ruta de Rubén abarca desde el puerto de Palma hasta Portals Vells. "Llevo 15 temporadas trabajando en el Servei de Netetja del Litoral y tras recorrer varios itinerarios no podría decir cuál es la zona más sucia, aunque es evidente que las más turísticas ocupan las primeras posiciones en el ranking". En efecto, las playas cercanas a Portocristo, en el municipio de Manacor, y la costa de Sóller son las zonas en las que se recogieron en 2017 una cantidad mayor de residuos, 2.400 y 2.200 kilogramos respectivamente, según datos proporcionados por la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca.

Para llevar a cabo la labor de limpieza del litoral, Balears dispone de 30 barcas que recogen residuos en primera línea y cuatro embarcaciones de semilitoral con más calado y capacidad para actuar a más distancia de la costa. "Actuamos como parche para que los desechos no lleguen a las zonas de bañistas, pero no somos la solución al problema", confiesa el patrón. Hay mucha basura flotando en el mar, pero el 75% de la porquería que cae al agua está en las profundidades, áreas a las que no llegan las embarcaciones del Servei.

Las pequeñas barcas, llamadas virot, disponen de un sistema de recogida de basura que funciona a través de cestas fijadas al costado del bote a brazos hidráulicos para su manejo. "Utilizamos las cestas cuando nos encontramos largos regueros de basura, pero también retiramos de forma manual algunos sólidos aislados que flotan en el agua como chanclas o botellas sueltas, entre muchos otros y disparatados objetos".

Del mar a nuestra mesa

Entre los residuos que se encuentran con más frecuencia, Rubén destaca "las botellas, las bolsas y todo tipo de envases. También recogemos maderas y restos de vegetación, pero sobre todo plásticos". Estos macroplásticos, claramente perceptibles a simple vista, afectan a los animales marinos que se enfrentan al enredo, la asfixia o la estrangulación que les provocan las redes de pesca o las bolsas. Pero, particularmente perjudiciales resultan los microplásticos, que es como se conoce a los fragmentos de menos de cinco milímetros. Este material lo podemos encontrar en productos de cuidado personal como la pasta dental o los cosméticos para el cuidado de la piel. También pueden ser el resultado de procesos que degradan otros artículos domésticos como bolsas o el lavado de ropa sintética, por ejemplo. "Las hélices de los yates destrozan a su paso los grandes plásticos en mil pedazos que son imposibles de capturar por las redes que utilizamos", comenta el patrón y añade, "desde el Servei de Neteja del Litoral retiramos los residuos más grandes y urgentes que llegan a la costa, pero los más pequeños se nos escapan".

El peligro es evidente: estos pequeños fragmentos de plástico, casi invisibles para el ojo humano, pueden ser ingeridos por los animales marinos. Aunque todavía hay muchas incógnitas al respecto, algunos estudios ayudan a avistar el contorno del desastre. Organizaciones ecologistas como Greenpeace aseguran que hay evidencias de que los peces están ingiriendo estos pequeños fragmentos de plástico, lo que está provocando bloqueos gastrointestinales y alteraciones en sus patrones de alimentación y reproducción. Pero el posible riesgo no solo afecta a especies marinas, sino que diferentes estudios afirman que los plásticos se transfieren a lo largo de la cadena alimenticia y llegan hasta nuestros platos. El plástico lo envuelve todo, nunca mejor dicho.

Las aguas del Parque Nacional de la isla de Cabrera tampoco se libran de la presencia de plástico. De un informe elaborado por Greenpeace se deprenden datos que demuestran que se han hallado fragmentos de plástico también en el área protegida de Cabrera, donde se encontraron más microplásticos que en la zona urbana de estudio, a pesar de tener restringida la actividad humana desde hace varias décadas. A nivel general de Balears, las investigaciones científicas presentadas por Greenpeace muestran que las zonas de más concentración de plástico se encuentran en la costa norte de las islas, debido a la dinámica de las corrientes marinas. En el norte de Mallorca y Eivissa hay puntos en los que se han encontrado más de un millón de fragmentos de plástico por kilómetro cuadrado.

Más y más plásticos

La producción mundial de plásticos ha aumentado desde un millón y medio de toneladas generadas en la década de 1950 a más de 322 millones de toneladas el año pasado. Si el plástico fuera un país, éste sería la vigésima economía más grande del mundo, por encima de Argentina, Austria o Egipto. Las tasas de reciclaje a nivel global son muy bajas. En Estados Unidos sólo se recicla el 12% de sus residuos de plástico y en Europa el porcentaje sube solo hasta el 36%. Mientras tanto, las tasas son ínfimas en Asia, África y América del Sur.

"La mayoría de los plásticos que nos encontramos durante la jornada provienen de países norteafricanos. Localizamos una gran cantidad de envases, como por ejemplo bolsas de leche, que proceden de las costas de Marruecos y Argelia", afirma Rubén. "Cuando sopla viento de componente sur nos preparamos para hacer frente a este tipo de residuos que son arrastrados desde el norte de África hasta nuestras costas".

Parece que en España cada vez hay más conciencia sobre el uso responsable del plástico, de hecho, el reciclaje de envases creció un 3,5 en 2017. Sin embargo, los patrones de las barcas virot no dejan de sorprenderse por lo que encuentran flotando en el mar. "En numerosas ocasiones me encuentro con bolsas enteras de basura que han sido arrojadas al agua directamente desde un barco. Hay mucha irresponsabilidad por parte de los yates que navegan el Mediterráneo, en vez de bajar la basura a puerto, algunos la tiran por la borda", comenta Rubén y añade, "entre las cosas más raras que me he encontrado en el mar están una pierna ortopédica, ruedas de coches e incluso, una papelera procedente de la Comunitat Valenciana".

Durante los meses de julio, agosto y septiembre de 2017 se retiraron 44.263 kilos de basura del mar Balear, de la cual casi la mitad (43% del total) era plástico, un 11% más que hace diez años cuando este material copaba solo el 31% de los residuos totales. En lo que llevamos de temporada, se han recogido 27. 564 kilogramos de residuos, de los que más del 40% han sido plásticos. Lo cierto es que cada año la cantidad de basura recopilada por las barcas desciende, pero "también hay que tener en cuenta que los medios con los que contábamos en 2008 no son los de ahora", confiesa Rubén.

En el año del comienzo de la crisis, el Servei de Neteja del Litoral estaba compuesto por 39 embarcaciones y una avioneta de apoyo. Actualmente las islas disponen de 26 barcas que trabajan muy cerca de la costa: 13 en Mallorca, seis en Menorca, seis en Eivissa y una en Formentera. Además, cada una de las islas tiene en su flota una embarcación de semilitoral, pero ningún medio aéreo. El servicio depende de la Agència Balear de l´Aigua i la Qualitat Ambiental (ABAQUA), una de las empresas públicas de la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca que está subcontratada a la empresa FCC (Fomento de Construcciones y Contratas). "Este año vamos a trabajar cuatro meses y estamos de suerte porque el año pasado solo nos concedieron tres. Nos encanta la labor que hacemos, pero el resto del año nos tenemos que buscar otro empleo para subsistir", cuenta el patrón de la embarcación. La nueva concesión se adjudicó el año pasado con una duración de tres años (2017-2019) y trajo algunas mejoras para el servicio como la recuperación de las barcas de semilitoral o la utilización de una flota más sostenible que funciona con gas propano GLP y carga las baterías con energía solar.

Entre las funciones de Rubén se encuentra también la del control de las medusas. "Cada día revisamos puntos concretos donde suele haber afluencia de estos animales y reportamos al centro de control los datos que recopilamos. Este verano no estamos viendo demasiadas medusas", comenta el patrón. A su vez, desde el Servei de Neteja del Litoral se centran en prevenir y actuar ante posibles episodios de contaminación o posibles vertidos de hidrocarburos, además de colaborar con los Servicios de Emergencia, diversas instituciones y Salvamento Marítimo.

Soluciones de emergencia

Ante la evidencia del desastre, el Govern aprobó el pasado junio el proyecto de Ley de residuos y suelos contaminantes de Balears en el que se contempla un régimen sancionador de entre 300 y 2 millones de euros en el caso de las infracciones más graves, con el fin de poner freno al uso indiscriminado del plástico.

A través de la normativa se establece que a partir de 2020 será necesario sustituir con alternativas más sostenibles muchos de los productos de plástico desechables, como las vajillas de plástico, las pajitas, las maquinillas de afeitar, las cápsulas de café o los bastoncillos de las orejas. En cuanto a las bolsas, sólo se permitirá la distribución de bolsas de plástico compostables muy ligeras, siempre que se destinen únicamente a productos alimenticios. Asimismo, los fabricantes o distribuidores de toallitas húmedas que se ofrezcan en Balears tendrán que incorporar información sobre los efectos de estos productos en el medio ambiente.

Pero no sólo ha sido el Govern quien se ha puesto manos a la obra en la batalla contra el plástico. "Son muchos los vecinos que organizan jornadas de limpieza de playas en diferentes zonas costeras. De hecho, en numerosas ocasiones colaboramos con los grupos ecologistas y damos apoyo en las tareas de recogida que llevan a cabo de forma periódica", comenta Rubén.

Inspiración

También se han comprometido con la causa grupos ecologistas como la asociación Ondine, que trabaja en las islas para paliar los efectos del uso del plástico en el medio ambiente a través de iniciativas como la limpieza de playas. Durante 2017, la entidad organizó 13 jornadas de limpieza de playas y 2 del fondo del mar en las que unos 870 voluntarios eliminaron más de 2,2 toneladas de basura. Además, entre todos acabaron con más de 600 metros de redes fantasmas (redes de pesca industriales abandonadas) de la reserva marina de sa Dragonera.

A nivel particular triunfan en la red iniciativas como vivirsinplastico.com, una web en la que un matrimonio madrileño comparte su experiencia de desterrar el plástico de su día a día, una misión que parece imposible, pero no lo es. En su blog, Patricia y Fernando comparten información sobre su aventura con otras personas que quieren seguir sus pasos. ¿Cómo empezar a decir adiós al plástico? Entre los consejos principales están el de no utilizar pajitas, botellas o bolsas de plástico ni envases desechables. Además, proponen hacer el ejercicio de recopilar durante una semana entera todos los plásticos que utilizamos para ser conscientes de la cantidad de basura que generamos casi sin darnos cuenta.

Da que pensar. Estamos inmersos en una cultura de usar y tirar en la que muchos de los productos que utilizamos a diario tienen un periodo de vida muy corto, en el caso de las bolsas de plástico, 15 minutos de media. Las estadísticas no mienten: más del 90% de las toneladas de plástico que llega a los mares procede del consumo humano. ¿Qué podemos hacer? Parece prácticamente imposible consumir menos. Pero, poco a poco, surgen propuestas para sustituir estos productos o, por lo menos, reducir el uso de un material que es innecesario en muchos casos. Los expertos coinciden en que la clave está en desarrollar un modelo de consumo más responsable, que deje atrás de una vez por todas la perjudicial cultura de "usar y tirar". El reto no es pequeño, tampoco las consecuencias.

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