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Una construcción artesanal con encanto

La reforma, llevada a cabo por Irene Pérez y Jaume Mayol, ha recibido el premio FAD de Arquitectura Interior 2018, tanto el del Jurado como el de la Opinión

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Una construcción artesanal con encanto

Esta semana les presentamos unos apartamentos ideales para disfrutar del verano en primera línea de mar. La reforma de la construcción ha sido llevada a cabo por el estudio mallorquín de arquitectura TEd´A arquitectes, liderado por Irene Pérez y Jaume Mayol, que también ha contado con la colaboración de Toni Ramis, Tomeu Mateu, Bernat Parera y Guillem Mas. La intervención, ganadora de los dos Premios FAD de Arquitectura Interior, consiste en la reforma de una edificación existente para transformarla en unos pequeños apartamentos turísticos. Con una superficie de 398 metros cuadrados, se llevó a cabo entre los años 2015 y 2017.

La construcción está formada por dos cuerpos: uno de planta baja más uno, que mira al mar, acompañado por un porche de planta baja; y otro de planta baja más dos, que miran a la calle posterior. Los diferentes cuerpos forman de esta manera una edificación escalonada en sentido descendente hacia el mar.

Los arquitectos explican que en el estado inicial de la construcción, tanto los accesos y escaleras como las distribuciones aparecían caóticamente desordenados. Todo el esfuerzo del proyecto se ha centrado en abrir longitudinalmente el espacio, de manera que se consiga unir visualmente el mar y la calle posterior. La estrategia ha consistido en ordenar y condensar todos los servicios contra las medianeras. Escaleras, armarios, cocinas y baños se alinean y se acumulan contra ellas. De esta manera, los servicios aparecen así como gruesas medianeras.

Los materiales empleados tienden a la imperfección de las cosas hechas a mano... ¿o deberíamos haber dicho perfección? El barro es usado como material humilde y habitual. Un abanico de diferentes piezas ofrece una respuesta precisa a las diferentes necesidades constructivas. Por ejemplo, la termoarcilla, colocada de canto, muestra su condición no portante ni acústica. Además modula, caracteriza y viste de manera semperiana el espacio principal.

Por otra parte, la baldosa reviste el pavimento, a veces con una junta muy ancha y, en cambio, las paredes en ocasiones con una junta más estrecha. La baldosa, a veces vidriada, también protege las zonas húmedas y puntualmente acompaña los regueros de óxido de las barandillas. El residuo de los colombrins (residuos de barro que se generan en las tejas cuando se fabrican las baldosas de barro) triturados sirve como grava de barro. Tanto por la acumulación de piezas pequeñas y diferentes, como por los ligeros cambios de tono del propio barro. Los arquitectos son de la opinión que la materialización reduce la escala y consigue definir un espacio más doméstico y humano.

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