Tratar sobre los beneficios de la verdura y la fruta recogidas en temporada nos ha ocupado con cierta frecuencia escritos anteriores. De la cocina de temporada y de la utilización de los elementos que los procesos naturales nos ofrecen, se derivan muchos beneficios, alguno de los cuales poco tiene que ver con el aspecto culinario.
Los productos de temporada suelen ser también productos de proximidad, por lo que impulsan la economía local y apoyan la creación o mantenimiento de puestos de trabajo en la zona. Protegen el medio natural ya que evitan grandes desplazamientos y la consiguiente contaminación de los carburantes.
Al recogerse en su punto óptimo de maduración ofrecen mucha más calidad que si han sazonado en frigoríficos y en largos procesos de transporte. La naturaleza, que es sabia, ofrece en verano productos ricos en agua para evitar la deshidratación y otros valiosos nutrientes para proteger nuestra piel; en invierno, los ofrece ricos en vitamina C cuando más la necesitamos.
A todo ello hay que añadir algo fundamental en cocina: un sabor infinitamente superior en los productos que han madurado cerca y de forma natural, un mejor aroma y una textura diferente. ¿Puede compararse un trempó o un tumbet de temporada con el que no lo es? Y si añadimos que el precio es muy inferior, nos damos cuenta de la enorme ventaja de consumir los productos del temps.
