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Viajes

Sinfonía de uvas

La culpa la tienen los romanos. Fueron quienes trajeron el vino al Palatinado y así fue como empezó la Ruta alemana del vino

El Castillo Wachtenburg, Wachenheim an der Weinstrasse rodeado de vides. germany.travel/es

En el Palatinado, la tierra del Riesling por excelencia, la aguja del compás cumple lo que promete. El tiempo y el clima obviamente lo secundan. Ante el visitante se abre la perspectiva de un gran jardín del Edén: allá donde los almendros ya en primavera despliegan su floreada vestimenta rosa; en verano los kiwis, los higos, los limones proliferan mientras poderosos arbustos de adelfas abundan en patios y jardines, en el otoño un mar de vides pleno de sol y aromas avanza hacia la vendimia y la deliciosa cocina del Palatinado; todo esto transforma la Ruta alemana del vino en un recorrido de placeres.

Mundos de vino

La Ruta alemana del vino no es ningún circuito de carreras. Y no es porque no discurra por angostos pueblos vinícolas y por sinuosos caminos atravesando viñedos, sino también porque en cada localidad uno se puede detener y degustar una cata de vino. En cenadores, a orillas del camino, en tabernas y numerosas enotecas se sirven fantásticos caldos de conocidas bodegas. En esta encantadora despensa de sol, la mayor región vinícola de Alemania, donde las vides realmente apresuran su crecimiento, se percibe la presencia de Dionisio, el dios del vino. La tríada del Palatinado compuesta por Riesling, Grauburgunder y Dornfelder supone el máximo placer para disfrutar de un caldo.

Una localización que asombra

Una localización singular en la ruta es el local ´Dürkheimer Weinfass´. Con un volumen de 1,7 millones de litros, que da cabida a unas 650 personas, el mayor barril del mundo, convertido hoy en una taberna ofrece catas de vino y delicias culinarias. Impresiona también el calendario festivo dedicado al vino que es tan largo como la propia ruta: desde la Fiesta del Almendro en Flor en primavera, pasando por la mayor fiesta del vino del mundo o Dürkheimer Wurstmarkt, o la Fiesta de la Vendimia en Neustadt donde se elige la Reina del Vino, hasta la fiesta de despedida del otoño a finales de octubre en Schweigen-Rechtenbach.

Un placer integral

En la tierra de los vinateros, el vino es el elixir de la vida y celebrar algo sin él resulta impensable, así que juega un papel indiscutiblemente principal en fiestas grandes y pequeñas. Vuelva a descubrir y a experimentar de lleno la Ruta del Vino recorriéndola en sentido inverso. ¡Quien nos visita, sabe de lo que hablamos!

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