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´La paloma blanca´, una finca con historia que será centro de menores

La familia del piloto de la RAF Ian Adamson deja de herencia al Consell de Mallorca una propiedad en plena Serra de Tramuntana, entre Banyalbufar y Estellencs

La finca está ubicada en la Serra de Tramuntana y se accede por un sinuoso sendero de 300 metros. MANU MIELNIEZUK

El capitán de la Royal Air Force (RFA) Ian Adamson, combatiente en la Segunda Guerra Mundial en el frente del Pacífico, falleció en el invierno de 2014. Adamson fue vecino de Banyalbufar, municipio en el que adquirió una preciosa finca, ´La Paloma Blanca´, ubicada en plena Serra de Tramuntansa, a los pies de la torre de defensa de es Verger. A la finca, de unos 10.000 metros cuadrados de superfice, se accede por un sinuoso sendero de aproximadamente 300 metros. Desde sus terrazas se divisa una panorámica incomparable, bellísima, que hace de ´La Paloma Blanca´ una casa envidiable. El capitán Adamson, argentino de nacimiento, fue un héroe de guerra. En su oja de servicios constan centenares de misiones sobrevolando la India, Malasia y Birmania, cielos en los que combatió contra la aviación japonesa. El calificativo de héroe de guerra está plenamente justificado, puesto que fueron docenas los aviones enemigos que derribó pilotando su Spitfire.

Concluida la contienda más mortífera de la historia de la humanidad (las últimas estimaciones cifran el número de muertos en más de 60 millones), Admason, junto a su compañera, Claudia, acabó por recalar en Mallorca. Fue su destino definitivo. Aquí concluyó sus días y ahora, los herederos, su viuda, una francesa que cumplidos los 80 años quiere permanecer en el anonimato, han propiciado, siguiendo los deseos de Ian, que la finca sea propiedad del Consell de Mallorca para que la destine a centro juvenil. Pero la donación se ha topado con problemas que han hecho que, cuatro años después del fallecimiento del héroe de guerra, todavía no se haya culminado su deseo. Sucede que ha sido necesario solventar una catarata de problemas burocráticos derivados del hecho de que unas pequeñas construcciones anexas a la finca carecían de la correspondiente licencia de obras, lo que imposibilitaba su legalización.

En un mes, propiedad del Consell

El presidente del Consell, Miquel Ensenyat, precisa que, de haberse aceptado la herencia, la institución se habría visto envuelta en un serio problema, debido a la imposibilidad de legalizar las citadas construcciones anexas. Ensenyat destaca que los inconvenientes han sido prácticamente resueltos, por lo que en un plazo de tiempo breve, alrededor de un mes, ´La Paloma Blanca´ será propiedad a todos los efectos del Consell de Mallorca siendo destinada a centro de menores, tal como deseó el capitan Adamson y como su viuda ha batallado para que se cumpliera su voluntad, hasta el punto de que su compañera ha corrido, a lo largo de los cuatro años transcurridos desde la muerte de Ian, con los gastos de mantenimiento de la finca. Ensenyat reitera que en pocas semanas las trabas burocráticas quedarán resueltas, añadiendo que tan solo se tendrá que demoler una pequeña parte de lo construido sin las oportunas licencias municipales.

A ´La Paloma Blanca´, se accede desde la torre de es Verger por un sendero que hace difícil el corto recorrido, de los citados 300 metros, pero una vez en ella se disfruta de una panorámica como pocas en Mallorca. La finca consta de dos plantas, cada una de 200 metros cuadrados, que posibilitan albergar hasta 20 personas. Fue construida en la década de los 70 del pasado siglo por el arquitecto Emili Gené. Las terrazas de las que dispone, así como la piscina, hacen de la finca un centro muy adecuado para los fines dispuestos por Ian Adamson. Los técnicos del departamento de menores ya la han visitado para estudiar las reformas que se hace necesario acometer. El presidente Ensenyat reitera que en un mes la finca será de titularidad pública. Se habrá cumplido la voluntad de Ian Adamson.

Ian recorrió la práctica totalidad del planeta antes de afincarse en Banyalbufar. La elección de su residencia definitiva constituyó el desenlace de una década de incesante búsqueda. No resultó fácil. Durante cuatro años navegó por el Miditerráneo, desde el Egeo hasta el mar balear. Se desengañó de la región oriental del Mare Nostrum con un argumento definitivo: "allí los idiomas eran imposibles y, además, siempre he pensado que la base de la civilización la constituyen los retretes y los cubitos de hielo. Ahí no había ni de lo uno ni de lo otro". Descartada Grecia, la investigación de Ian se centró en el litoral español. Después de inspeccionar Menorca, y las Pitiusas, se decidió por Mallorca, "porque tiene de todo: montaña, llano, costa". Tras más de un año de minuciosa investigación dos enclaves fueron los finalistas: Cala d´Or, hoy víctima del urbanismo masificado, y Banyalbufar. "Menos mal que elegí este sitio", dejó constancia. Eran los primeros años 80, el capitán, el voluntario argentino de la RAF, construyó ´La Paloma Blanca´ poniéndola a disposición de los niños necesitados. Ian cerraba así su espectacular círculo vital, el propio de un héroe de guerra que tuvo claro que había que combatir al nazismo.

Biografía para el cine

La biografía de Ian Adamson, antes de culminarla plácidamente en Mallorca, ofrece sobrados materiales para elaborar un buen guión de película o una magnífica novela histórica. Nació en la ciudad argentina de Córdoba en 1920, apenas dos años después de concluida la Primera Guerra Mundial. Eran los años en los que Argentina se codeaba con la élite mundial en potencia económica. Todavía no había salido a escena el general Juan Domingo Perón que, con el denominado Movimiento Justicialista, entrada la década de los 40, arruinaría hasta hoy la pujanza económica del país.

Ian quedó huérfano a los 14 años afirmando, en una entrevista concedida a Diario de Mallorca en 1998, que "fui autosuficiente a los 16, una vez que abandoné mis estudios". Cuando Adolf Hitler desencadenó la guerra en Europa al invadir Polonia, se alistó voluntario, "junto a todos los integrantes de mi equipo de rugby", dijo en la citada entrevista, porque "había que pararlos a los nazis". En ocho meses aprendió a pilotar y vivió la batalla de Inglaterra, en la que se desvanecieron los propósitos nazis de invadir el Reino Unido. El ataque japonés a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, modificó drásticamente sus planes. Desde entonces, y hasta el final de la contienda, en septiembre de 1945, combatió en la India, en Birmania, siendo testigo de su caída, de la retirada británica hacia Calcuta, uno de los episodios más sobresalientes de la guerra en los momentos del incontenible avance japonés y de la posterior contraofensiva aliada, tanto en Malasia como en Sri Lanka (la antigua Ceilán).

Queda dicho que fueron muchas docenas los aviones enemigos derribados por Ian Adamson. En los dos años y medio en los que combatió no hubo lugar para los remordimientos por las bajas humanas ocasionadas porque, reiteró en la entrevista, "yo fui a la guerra contra Hitler", un argumento imbatible, imposible de perforar con otras consideraciones.

El 31 de diciembre de 1943, la escuadrilla de Ian Adamson hizo honor a su lema: Nihil fortius, al vérselas con con una fuerza japonesa de bombarderos y cazas que la triplicaba en número. Los pilotos de la RAF, con Ian de protagonista, aniquilaron a los aviones enemigos. Los ecos de la épica batallada llegaron a Londres, desde donde el primer ministro Winston Churchill les remitió un texto de gratitud con "mi felicitación y agradecimiento por su brillante hazaña". Sin embargo, Ian se negaba a hablar sobre lo sucedido en los cielos del Pacífico porque decía que no cabía referirse "a la nobleza y al sacrificio, todo se llevaba a cabo de forma automática, con gran armonía doméstica entre los pilotos y el personal de tierra. La escuadrilla era un ser vivo que funcionaba bajo cualquier circunstancisa a menudo sin un oficial al mando". Durante una jornada de descanso, los miembros de la escuadrilla 136 tardaban dos minutos en ponerse en disposición de combate. El ministro británico del Ejército del Aire se refirió a la escuadrilla de Ian definiéndola como "la que peleó tan bien".

Altruismo radical

Ian dijo que hubo periodistas que dejaron escrito que se dedicó a los niños necesitados porque estaba arrepentido de haber matado a muchos de ellos durante la guerra. Una falsedad puesto que nunca pilotó un bombardero sino un caza. Explica las razones por las que se alistó voluntario diciendo que "las condiciones terribles de vida y el hecho de volar en condiciones de abrumadora inferioridad numérica producían una sensación de indiferencia euforizante", añadiendo que "la posibilidad de que cada mañana fuera la última nos comunicaba una apacible claridad mental. Allí fui testigo de la alegre dedicación y del altruismo radical que iba a orientar mi vida en adelante".

En un lugar de Mallorca sobradamente acostumbrado a los apellidos extranjeros, Ian Adamson compuso una figura peculiar, ennormemente llamativa. Dicía que la gente de Banyalbufar "es extraordinaria" y que Mallorca le parecía una isla "fantástica". Verano tras verano, el argentino piloto de la RAF invitaba a su particular Eden a más de medio centener de niños de organizaciones benéficas de toda España. Los chicos se bañaban en la piscina y jugaban al fútbol en las soberbias instalaciones de la finca. Todos los gastos corrían a cargo del anfitrión, del héroe de guerra, de quien, luchando contra Hitler, derribó a docenas y docenas de aviones japoneses en la guerra de Asia, revestida de tanta o mayor crueldad que la que se solventaba en Europa. "Qué otra cosa de valor puedo hacer", preguntaba Ian. Fue la suya una labor desempeñada junto a su compañera de vida. Cuando concedió la entrevista tenía 78 años. Murió cumplidos los 94. Se le preguntó si había resuelto el problema de la paz. Su respuesta fue la de un hombre esencialmente decente y noble: "cómo voy a tenerlo resuelto, si todavía no he averiguado el por qué de la guerra".

El presidente del Consell de Mallorca asegura que ´La Paloma Blanca´, al ser destinada a centro de menores, cumplirá escrupulosamente las condiciones de la herencia, que servirá para lo que Ian Adamson quiso legarla. Los chicos seguirán disfrutando de sus instalaciones, se bañarán en la piscina y jugarán al fútbol. Por fin, más de cuatro años después de su marcha, los herederos de Ian habrán dado cumplimiento a lo que dispuso que fuera el propósito primordial de la finca que mandó construir cuando recaló en Mallorca, iniciada la década de los 70, después de haber inspeccionado los enclaves más paradisíacos del Mediterráno, tras circunavegar el litoral mallorquín, hasta decantarse por el emplazamiento que se divisa a los pies de la torre de es Verger, la llamada torre de ´Las Animas´.

´La Paloma Blanca´, el paraíso de Banyalbufar, está pues a unas semanas de tener un nuevo propietario. Será una finca de titularidad pública, adscrita al Consell de Mallorca, porque así lo qusio Ian Adamson, porque su compañera, Claudia, ha perseverado hasta conseguir que, solucionados los problemas burocráticos y urbanísticos. El Consell acepta la herencia de un argentino que quiso combatir contra Hitler haciéndolo contra sus aliados japoneses en los cielos de Asia.

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