—¿Qué tal, doña Cristina?
—Pues más relajada.
—¿Sí? No me extraña, con lo linchada que estaba usted últimamente€
—¿Verdad? Esos rojos radicales son insoportables, y esa prensa especializada en inmundicias, que no la dejan a una ni robar tranquila en un supermercado.
—¡Qué gran razón!
—Mira, que te pillen robando como a Granados o como a González o, pongamos por caso, que es un decir, a Aguirre (que ya verás cuando yo empiece a largar), que metían la mano en el dinero que es de todos, y tengas que dimitir lo entiendo€ pero que tengas que dimitir por falsificar un máster o por robar dos cremitas en un supermercado, que además es una multinacional y encima una multinacional vasca€ que seguro que está llena de gente de Bildu€ ¡Por favor! Una medalla me tenían que haber dado.
—Cierto. Quién no haya robado en un supermercado que le tire a usted la primera piedra.
—Mejor que se la tire a usted, ¿eh? Que hay gente muy rara que es incapaz de sisar ni siquiera un manojo de perejil.
—Una cosa que no entiendo, ¿para qué quería usted unas cremas antiedad?
—No eran para mi, eran para Esperanza Aguirre. ¿O no ha visto usted lo estropeada que está?
—Aguirre aparcando en plena Gran Vía, usted robando en un supermercado€
—Madrileñas de pura cepa€
—Usted perdone, pero la mayoría de los madrileños no son de esa cepa€
—Bueno, pues peperas madrileñas de pura cepa€
—¡Ah! Y cuando tuvo su maldito accidente circulaba usted sin haber hecho a su moto la revisión de la ITV.
—Es usted un cerdo.
—Perdóneme, pero es que no da usted una a derechas€
—Precisamente, todo eso lo he hecho porque soy de derechas y liberal. Y una buena liberal tiene que saber aprovechar sus oportunidades. Y si tienes la oportunidad de trincar las cremas sin que te vea nadie€
—Lástima de las cámaras de seguridad€
—No estoy yo segura de si la Ley de Protección de Datos no impide que haya cámaras de esas. Y si no lo hace, debería.
—Ahora que ha dimitido, no va a poner un vídeo en Periscope diciendo No me quedo, me voy€
—Tiene usted la gracia en el mismo sitio por el que los pepinos amargan.
—¿Y a qué se va a dedicar ahora?
—Estoy pensando en hacer un máster. Y también tendré más tiempo para las cosas de casa, como lavar ropa sucia.
—¿Lavar ropa sucia?
—Bueno no, a lo mejor los trapos sucios los voy a enseñar.
