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Oblicuidad

A Warren Buffett se le entiende todo

Mi banquero insiste en que debe conocer mi perfil de riesgo, la forma indelicada de llamar imbécil a un cliente. Ya Noam Chomsky demostró que si cualquiera puede entender las intrincadas clasificaciones deportivas, no debe tener mayores problemas con las materias que se jactan de sofisticadas para mejor engañar a los incautos.

Los expertos en finanzas desacreditarán sin ruborizarse a Chomsky, pero lo tendrán más difícil con Warren Buffett. No solo porque los inversores en su fondo Berkshire Hathaway han ganado millones a partir de sumas insignificantes. Sobre todo, porque los espectadores de Sálvame pueden entender la celebrada carta anual del patriarca.

Buffett demuestra anualmente que los auténticos ignorantes sobre la economía son los presuntos maestros. En años recientes, cuenta con el auxilio de otro inversor de pro, el Nassim Nicholas Taleb que vuelve a carcajearse de los expertos en su recién llegado Skin in the game. Resumen: "Puedes ser un intelectual y un idiota a la vez, cuidado con las soluciones complicadas que alguien ha desarrollado cobrando por ellas".

De no haber aparecido simultáneamente, cabría sospechar una interacción entre la carta de Buffett y el libro de Taleb. ¿No sostiene el primero, en su sermón a los inversores, que "sugerirle a un ejecutivo con agallas que considere posibles adquisiciones empresariales, es un poco como decirle a tu hijo adolescente que se asegure de tener una vida sexual normal"?

Conviene recordar que estas palabras proceden de un genio ante el que se arrodillarían todos los figurones a quienes caricaturiza. Porque hay más. "Una vez que un ejecutivo tiene hambre de cerrar un trato, nunca le faltarán análisis que justifiquen la adquisición. Sus subordinados lo jalearán, avizorando territorios agrandados y los niveles de remuneración que aumentan típicamente con el tamaño empresarial. Los banqueros de inversiones, olfateando enormes comisiones, también aplaudirán. (No le preguntes a un barbero si necesitas un corte de pelo). Si la actuación histórica del objetivo no acredita su adquisición, se predecirán enormes sinergias".

Y así sucesivamente, un prodigio de claridad expositiva al alcance de todos los bolsillos. Quién dijo que la economía tiene que ser complicada. Los banqueros de cuarta, que necesitan que te sientas como un imbécil a sus pies, y que miden tu nivel de riesgo para que no adviertas que su ignorancia se sale de escala.

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