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Memorias de la cocina

Recordando a Domingo Riera Alcover

Recordando a Domingo Riera Alcover

En nuestra particular galería de amigos entrañables (no necesariamente ilustres) tiene reservada un lugar de privilegio la memoria de Domingo Riera Alcover, d´Es Cabanells (Manacor, 1928-2004), un hombre que, como decía él mismo, había nacido para el campo. Tengo la gran suerte -decía junto a la lumbre en marzo de 2002- de haber convertido aquello que me apasiona en mi profesión: foravila.

Mientras preparaba algún gaudeamus para sus amigos, prestos a participar de la sabiduría culinaria de Domingo, narraba que de niño esquivó los libros y la escuela y en cuanto le era posible cogía la bicicleta y se dirigía a Es Cabanells; allí se encontraba con la naturaleza y€ con las ovejas. Todo cuanto sé lo he aprendido de mis padres y mayores -decía- y si les escuchas, lo aprendes todo.

De niño observó que la oveja era la pobre de la familia. Por las sementeras pastaban las yeguas, los cerdos y por último, las ovejas. Domingo revirtió este orden hasta que la oveja se trocó en la reina. Las trasquilaba dos veces al año, para evitarles el calor. Y si el índice de su bienestar se manifestara en los partos, sus ovejas llegaron al 80 por cien de partos dobles, sin que las madres tuvieran problema alguno para amamantar a sus dos crías. Por si acaso, Domingo controlaba la situación y conocía, uno por uno, los centenares de corderos que integraban su "guarda”. Una imagen bíblica.

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