Pasado el ecuador de la Cuaresma, insistimos hoy en uno de los alimentos que caracterizó nuestra alimentación durante este periodo, pero también a lo largo del año, aunque con una versión más calórica, con carne „generalmente grasienta y de cerdo„ y embutidos. En cuaresma era un guiso totalmente vegetal.
La presencia de las legumbres en las mesas de la gente humilde „que era mayoritaria en la isla„ era tal que en muchos hogares, especialmente en predios donde comían labradores, pastores, gañanes y todos los trabajadores del campo, era costumbre consumirlas seis días a la semana, a excepción del domingo. Muchos pequeños propietarios, además de la siembra de cereales, tenían la costumbre de plantar uno o varios surcos de garbanzos, lentejas, alubias sólo para el consumo del hogar.
Las legumbres sustituían „y pueden sustituir en la actualidad„ el consumo de carne, puesto que son ricas en proteínas y fibra, muy asequibles por su precio y, en contra de lo que piensa mucha gente, no engordan. Fueron arrinconadas hasta extremos inexplicables durante los años de bonanza económica, pero ahora vuelven poco a poco, gracias a los consejos médicos, a nuestras mesas. En los últimos años su consumo ha aumentado en torno a un diez por ciento y la tendencia es al alza. Curiosamente, Balears, una comunidad donde era muy alto su consumo, en 2009 estaba a la cola en España.
