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Desde Francia

Kolotoumba

Kolotoumba

Hace ya unas semanas recibí un mail de Nektarios, un buen amigo griego, en el que se excusaba por el "aplazamiento" de la revolución, y en el que me contaba que le daba la impresión como de que habían hecho una "Kolotoumba", una pirueta, entre la voltereta y el salto mortal, para quedarse en nada. Grecia vive una nueva decepción, la tournée europea de Tsipras y Varoufakis se ha saldado, salvo las tibias promesas de Hollande, con un estrepitoso fracaso, y solo a última hora se ha llegado a un acuerdo para una prórroga. Cuatro meses de plazo, espada de Damocles, para que los de Syriza presenten un plan razonable y sobre todo se atengan a las compromisos firmadas por el antiguo gobierno con Troika, BCE y etc.

La postura chulesca y amenazante de Alemania (Europa puede pasarse/ prescindir de Grecia) en la recta final de las elecciones griegas de enero, intentando amedrentar al electorado, no consiguieron frenar el triunfo de Syriza. Ahora, a toro pasado, se trata de demostrar quién manda en el viejo continente y conseguir que los "rebeldes" entren en razón, se traguen las promesas electorales, y vuelvan al camino de la sacrosanta austeridad.

Hasta aquí, nada nuevo, salvo la decepción que he citado. Ellos ya esperaban, conocían la posición de Alemania, Finlandia y otros países del norte, el núcleo duro de la UE, pero con lo que no contaban es con la dura respuesta de los otros PIGS, sus supuestos aliados, y en especial la gallardía de Rajoy, alumno aventajado de la káiser Merkel. Ellos esperaban la ayuda de "sus" hermanos en la desgracia, ese grupo de países que vienen tragando la medicina amarga de recortes, congelaciones salariales y otras miserias. Les puedo asegurar que se han quedado realmente sorprendidos con la dureza de los conversos, y traduzco el mensaje que ha llegado allí: "Nosotros hemos tomado la medicina, sido buenos chicos y tenéis que seguir nuestro ejemplo para salir de la crisis". Lo que pasa es que esto, soltarles esa burrada a los griegos, es conocer mal a un pueblo que vive de rodillas desde hace 8 años y que no está como para soportar más humillaciones, y menos, de según quien. Viniendo especialmente de gente como nuestro inefable Mariano, quien parece gobernar en el País de las Maravillas de Alicia o de Esperancita, que es peor.

No quiero apabullarles con cifras pero bastan tres datos irrefutables: Desde que Atenas entró en el juego de la operación rescate para seguir en la zona Euro, el PIB esta en caída libre, la deuda pública por encima del 175% del PIB, y el paro rondando el 26% (con cifras escalofriantes en el desempleo juvenil, superiores al 50%). Lo de que Grecia, siguiendo con la política impuesta por sus "socios", pueda algún día pagar la deuda, es una pura quimera. También resulta brutal constatar que la mitad de las sumas contabilizadas como rescate están destinadas a pagar los intereses del mismo, otro absurdo.

O sea, menos miedo a Syriza, que ya está suavizando muchísimo sus "radicales", para los europeos, propuestas, y más solidaridad con un país con el que estamos en deuda cultural, moral y sentimental. Hace tres años, Manolis Glezos, un nonagenario héroe de la 2GM, diputado ahora con Syriza, y unos de los primeros en pedir perdón al electorado por dar marcha atrás en las promesas, apuntó una serie de factores como claves para salir adelante: en primer lugar que Alemania salde su deuda de guerra con Atenas, estimada entre 52.000 y 100.000 millones de euros. Segundo reducir o eliminar los gastos dedicados a armamento que en 2012 suponían un 24% del PIB, los más altos del viejo continente (un disparate que favorece curiosamente a naciones como Alemania o Francia, principales suministradores€) Y tercero, que si el dinero destinado a "salvar" a los bancos, se hubiera destinado al país, otro gallo cantaría. Y finalmente reconocer que sí, que Grecia tiene pendiente, entre otras tareas dignas de Heracles, una reforma fiscal, pero que esta recaiga en hombros capaces de soportarla, armadores y hombres de negocios, evasores, que llevan décadas descapitalizando el país.

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