Desmantelan un burdel clandestino en un piso de sa Pobla donde obligaban a prostituirse las 24 horas a mujeres colombianas

Un piso de sa Pobla había sido reconvertido en un burdel clandestino donde se obligaba a prostituirse a mujeres colombianas las 24 horas del día. Las víctimas eran sometidas a continuas amenazas, algunas de ellas esgrimiendo un machete de gran tamaño. Agentes de la Policía Nacional han detenido a dos hombres y a una mujer por un presunto delito de pertenencia a grupo criminal dedicado a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

La denuncia de una mujer, que consiguió escapar del piso donde era explotada sexualmente, reveló la deplorable situación en la que se encontraban allí otras muchas víctimas forzadas a prostituirse sin descanso. Esta puso de manifiesto a la Policía Nacional que había sido captada en su país, donde se encontraba en una situación económica especialmente vulnerable. Debía cuidar de su familia y reunir dinero para el tratamiento médico de su padre.

La mujer que la reclutó era una conocida suya. Ella le ofreció la posibilidad de venir a Mallorca a prostituirse en unas condiciones supuestamente muy ventajosas. Entre estas se encontraba la posibilidad de ganar mucho dinero y poder salir de su difícil situación. Investigadores del Grupo I de la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedad (UCRIF) de la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional se encargaron del caso.

Cuando esta mujer llegó a Mallorca, uno de los integrantes del grupo la recogió y la trasladó hasta el domicilio de sa Pobla donde se ejercía la prostitución. Una vez allí, le retiraron el pasaporte y le obligaron a prostituirse las 24 horas del día. Incluso se tenía que prostituir también cuando se encontraba en periodo menstrual. Todas las mujeres recibían continuas amenazas, algunas de ellas mientras los proxenetas esgrimían un machete de grandes dimensiones.

Las mujeres explotadas sexualmente vivía en unas condiciones deplorables en este domicilio de sa Pobla donde se ejercía prostitución. Dormían todas juntas en el salón y compartían espacio con los proxenetas que las explotaban. Este burdel clandestino estaba equipado con cámaras de seguridad en la entrada de la finca y del piso. Esto permitía a los explotadores vigilar los movimientos tanto de las víctimas como de los clientes.

Fotografiadas bajo coacciones

Solo se permitía la entrada a aquellos que habían concretado previamente un servicio a través de la página web de los proxenetas. En esta se exhibían fotografías eróticas de las mujeres a las que explotaban. Las imágenes las habían obtenido bajo coacción para captar los clientes. Así solo abrían la puerta del edificio a aquellos que habían reservado. Mientras, las víctimas se encontraban en una situación de total aislamiento.

Uno de los proxenetas era conocido por su violencia. Este era la pareja de la mujer que se había dedicado a captarlas en su país mediante engaños y con la falsa promesa de un futuro mejor. El tercero era el encargado de trasladarlas y vigilarlas cuando algún cliente solicitaba servicios sexuales fuera del piso.

Además del Grupo I de la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional, también participaron en la actuación el Grupo de Extranjería de la Comisaría de Manacor y agentes de la Policía Local de sa Pobla.