Altercados
Auge de incidentes violentos entre personas que comparten vivienda
La Policía Nacional de Palma registra varios casos a la semana de amenazas y lesiones derivados de problemas de convivencia
Detectan situaciones de hacinamiento, con una familia en cada habitación
Tres mujeres son detenidas por coaccionar a una familia con la que comparten casa para que se vayan. Un hombre es arrestado por amenazar con un cuchillo a un compañero de piso, harto de que haga ruido y se pasee desnudo por las zonas comunes. En otro domicilio compartido se produce una pelea después de que uno de los inquilinos tire la comida del otro a la basura. Son casos cada vez más recurrentes en Palma. La Policía Nacional ha detectado un notable incremento de incidentes violentos por problemas de convivencia entre gente que se ve obligada a compartir casa, en muchas ocasiones en condiciones de hacinamiento, con una familia en cada habitación que tienen que compartir una cocina y un único cuarto de baño.
Fuentes de la Policía Nacional explican que en los últimos tiempos se registran hasta cuatro y cinco de estos casos a la semana. En la mayoría se tratan como delitos de coacciones y amenazas, aunque también hay incidentes que derivan en agresiones y delitos de lesiones.
Tres detenidas por agresión
Uno de los casos más graves ocurrió el pasado 25 de noviembre. Una mujer tuvo que huir de un piso de la barriada de Pere Garau con su hijo pequeño en brazos después de que otras tres mujeres -una que compartía casa con ella y dos familiares-la agredieran brutalmente a ella y a su marido y les amenazaran de muerte. La víctima se refugió en un comercio cercano, desde donde alertó a la Policía Nacional. La mujer explicó a los agentes que la convivencia se había vuelto insostenible, con continuas discusiones, y ya había tenido que pedir ayuda a la Policía en ocasiones anteriores. El incidente acabó con las tres presuntas agresoras arrestadas, tres mujeres de 21, 32 y 35 años.
Pocos días después, el 28 de noviembre, sobre las dos y media de la madrugada, dotaciones policiales tuvieron que acudir de urgencia a una antigua sucursal bancaria reconvertida en vivienda en las Avenidas de Palma, donde un hombre estaba amenazando a varias personas. Cuando los policías llegaron al lugar comprobaron que se trataba de una vivienda en la que convivían varias familias. Según explicaron los inquilinos, un ciudadano senegalés que tenía una habitación alquilada, llevaba tiempo causando molestias a los demás. Afirmaron que hacia ruido a altas horas de la madrugada, se paseaba desnudo e incluso se masturbaba en las zonas comunes. Finalmente uno de los residentes había perdido la paciencia y le había amenazado con un cuchillo, por lo que acabó detenido.
«Son incidentes cada vez más habituales», explica un veterano agente de Policía, «provocados por la situación en que viven muchas personas, obligados a compartir casa en situaciones de hacinamiento. Es un fenómeno que empezamos a detectar con la pandemia, pero que se ha disparado en los últimos meses». La Policía Nacional realiza una media de cuatro o cinco intervenciones cada semana relacionadas con estos problemas de convivencia.
Una familia por habitación
Los policías han detectado una circunstancia recurrente en estos casos: el hacinamiento en el que se ven obligadas a vivir muchas familias, con todos sus miembros instalados en una habitación.
En muchos casos se trata de una vivienda que ha sido alquilada por una persona, que a su vez la subarrienda por habitaciones. Los policías se encuentran con vivienda en las que hay una familia completa en cada cuarto.
Estas familias tienen que compartir una cocina y, muchas veces, un único cuarto de baño. El conflicto puede surgir por el tiempo que se emplea en utilizar el retrete o el espacio al que cada uno de ellos tiene derecho en la nevera para sus alimentos.
Se han dados casos también de inquilinos que intentan forzar a alguno de sus cohabitantes a abandonar la casa e incluso les han dejado sus enseres en la calle y han cambiado la cerradura, lo que se ha traducido en una denuncia por coacciones.
La mayoría de estos incidentes se concentran en las barriadas más humildes, como Pere Garau o Son Gotleu, aunque se están produciendo casos similares en otras zonas, como Son Roca, es Rafal o es Molinar.
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