"Orlando era muy buena persona. Siempre estaba de buen humor". Con mucho afecto describía así la dueña del bar Talaiot de Artà, que la víctima del crimen ocurrido la noche del viernes frecuentaba con asiduidad. Por el contrario, su presunto asesino era un completo desconocido en dicho establecimiento, aunque vivía en el portal de al lado. De hecho, después de una discusión, este individuo subió a su vivienda, situada justo encima del bar, con la intención de coger un cuchillo y asesinarlo. Así lo hizo después de abordarlo en una oscura calle del municipio.
Ninguno de los habituales clientes de este bar, situado en la Avenida Costa i Llobera de Artà acertaba a entender que alguien tuviera algo contra él. "Era albañil y una persona muy amigable. No entiendo cómo le ha podido pasar algo así", apuntó un cliente del local, que prefirió preservar su anonimato. Al parecer, Orlando, ecuatoriano de 35 años, se dirigió en el bar al que posteriormente se convertiría en su asesino, para recriminarle algo. Ninguno de los presentes acertó a determinar de qué se trataba.
La normalmente apacible y tranquila vida cotidiana en Artà se vio trastocada por este asesinato a cuchilladas en la calle Cristofol Ferrer Pons. Una mancha de sangre sobre el asfalto delataba el crimen que había tenido lugar allí unas horas antes, en torno a las 23.00 horas del viernes. La ausencia de iluminación a la altura del número 2 de dicha calle proporcionó al asesino la sensación de impunidad para matar a Orlando. No obstante, la Guardia Civil le detuvo poco después tras recabar información en el bar Talaiot, donde había empezado la discusión. La víctima recibió un total de cuatro cuchilladas: dos en la espalda, una en un brazo y otra en el pecho. Esta última ya era mortal por sí sola.