Los alemanes Jan Bokemeyer, de 53 años, y su hijo Gustav, de 19, emprendieron el pasado 27 de agosto un imposible, incluso para un marino experto y con el velero más preparado para navegar con mala mar.
Intentaron la travesía entre Cala Galdana, al sur de Menorca, y Cala d'Or (Santanyí), en el sur de Mallorca, con un ligero velero de nueve metros y 25 años de antigüedad que iban a vender, el Makan Angin, y con vientos racheados superiores a los 122 kilómetros por hora (65 nudos). Navegar con más de 25 nudos se considera una empresa solo para navegantes muy experimentados. Y los tripulantes del Makan Angin lo hicieron en condiciones mucho peores y con la pretensión de cubrir en medio de un temporal de tal envergadura una distancia de 47 millas náuticas, que en condiciones óptimas, a unos seis nudos de media, se recorre en casi ocho horas.
"Para mí, la única explicación es que se encontraban en una zona de acantilados de Menorca sin conexión a Internet y, por lo tanto, no recibieron los avisos de tormenta", ha señalado a Mallorca Zeitug Martin Muth, experto alemán en navegación y autor de Portbook. Explicación extraña en una isla como Menorca, donde incluso en verano los vientos dominantes de Tramuntana y el poco resguado de la isla obligan a los navegantes a atender constantemente a la previsión meteorológica. Y los avisos de la Aemet del temporal que llegaba el 27 de agosto fueron emitidos con mucha antelación.
La calma que precedió al temporal, poco antes de las diez de la mañana, pudo engañar a los navegantes si no contaban con ninguna previsión meteolológica, aunque el cielo ya estaba totalmente encapotado con nubes muy negras que avanzaban lo que iba a suceder: Una violenta tormenta que en dos frentes barrió las islas, desatando una peligrosa combinación de chubascos localmente muy intensos y rachas de viento que alcanzaron los 120 kilómetros por hora en cumbres y cabos y que superaron los 100 kilómetros por hora al nivel del mar.
En tierra todo emprendía el vuelo peligrosamente: contenedores de basura, sillas y mesas de bares y restaurantes, elementos de obras e incluso andamios. Las palmeras se caían, los árboles perdían ramas y las calles y las carreteras se llenaban de escombros. No es difícil imaginar el infierno del canal de Menorca en el que se adentraron con un barco de vela.
Además las rachas, que rolaron de sur a norte, alcanzaron los 122 kilómetros por hora, empeorando todavía más la situación en el canal de Menorca. Demasiado viento para correr el temporal, para variar el rumbo y ofrecer la popa de la embarcación al viento. Demasiado viento también para capearlo e intentar un regreso a Menorca con el viento amurado. El temporal de esa jornada y el que siguió también el día siguiente dificultaron también la atención a culquier llamada de emergencia y socorro.
Este lunes Las pruebas de ADN realizadas a los dos cadáveres que aparecieron flotando en la costa de Manacor a principios de mes han confirmado que se tratan de los dos ciudadanos alemanes, padre e hijo, que desaparecieron cuando navegaban con el velero Makan Angin por el canal Menorca el pasado 27 de agosto, en medio de un fuerte temporal. La última travesía de Jan Bokemeyer y su hijo Gustav.