«Durante los años que estuve en Nazaret sufrí una agresión sexual prácticamente cada dos semanas. Él dormía en una habitación en el centro y por las noches te venía a buscar para que te fueras con él. Los chicos dormíamos en una habitación compartida. A las doce se iba el sereno y él se quedaba como único adulto en el edificio. Cuando venía a nuestro dormitorio sabías que se llevaría a alguno. Te sacaba de la cama y te ibas con él».
Es el relato de un hombre de unos cincuenta años que permaneció interno en el centro de la Fundación Nazaret, en la calle Joan Miró de Palma, durante varios años en la década de 1980. Cuando habla de «él» se refiere a F.C.M.F., en la actualidad de 68 años, que trabajó como monitor en el centro durante cerca de diez años, y al que han denunciado por numerosas agresiones sexuales a menores a lo largo de aquel tiempo. El relato que hacen las víctimas es idéntico. «Él», que por entonces tenía entre 25 y 35 años, entablaba relaciones de amistad con los niños, de entre diez y quince años. Les engatusaba con muestras de cariño y pequeños regalos, les llevaba de excursión los fines de semana. Y les hacía mantener relaciones sexuales.
Estos antiguos internos afirman que otros niños sufrían también las mismas agresiones. Calculan que a lo largo de todos esos años pudo haber entre treinta y cincuenta víctimas, lo que lo convertiría en el peor caso de pederastia de la historia de Balears. Y están convencidos de que tanto la dirección como los responsables del patronato del que depende el centro lo sabían, pero nunca hablaban de ello. Nunca lo denunciaron.
El vídeo de Toni Estela
Tuvieron que pasar más de 30 años, hasta 2016, para que una de estas víctimas, Toni Estela, presentara una denuncia por estos hechos. Fue inmediatamente desestimada, ya que los delitos habían prescrito. De nuevo el silencio. Hasta que en octubre del año pasado Estela se presentó en la casa del hombre, en Son Sardina, y le grabó mientras le acusaba a gritos de haberle violado cuando era niño. En el vídeo F.C.M.F. niega al principio los abusos sexuales. «No digas tonterías», le dice. Finalmente accede a disculparse:
—Te pido perdón si en algo te pude hacer daño— afirma. —Yo te apreciaba mucho y cuando eras niño hicimos muchas excursiones...
—Claro, abusando de mí y de muchos niños —responde Estela. —No digas que no es verdad que abusabas de nosotros. ¿No hacías que te tocara tus partes?
—Igual pudimos hacer algo hace treinta o cuarenta años, pero yo ya lo olvidé y me arrepentí.
—Usted era adulto y ellos eran niños, eso está mal —interviene la mujer de Estela.
—Sí, está mal. (...) En la vida tenemos épocas en que no nos damos cuenta y a veces fallamos. Pero ¿quién es perfecto? Reconozco que tuve mis fallos. Por favor, Toni, no seas rencoroso.
La difusión de este vídeo removió recuerdos que otros exinternos del centro tenían enterrados. Varios de ellos han sido contactados por Diario de Mallorca: «Puede que a Toni Estela le fallen las formas, pero lo que dice es verdad», comentan. Una nueva denuncia presentada por Estela el pasado mes de enero ha llevado al presunto agresor sexual a declarar esta semana como investigado en los juzgado de Palma. En su declaración el hombre negó las acusaciones, y achacó su confesión en el vídeo a la presión a la que se vio sometido por Estela. «Habría admitido cualquier cosa con tal de que Estela le dejara en paz», comentó uno de sus hermanos a la salida. F.C.M.F. se limitó a decir que «todo es mentira».
Sin embargo, la difusión de la noticia ha llevado a otros exinternos del centro a expresar sus vivencias, que dan una idea sobre los horrores que sufrían los niños tutelados en aquella época. Uno de ellos, José Méndez, llegó a escribir un libro, Nazaret, una isla dentro de Mallorca, publicado en 2014. «Los abusos sexuales a los niños en Nazaret por parte de algunos monitores eran algo sistémico, se prolongaron durante décadas», dice. Méndez afirma que él los sufrió por parte de otro trabajador del centro, al que conocían como don Bartolo, ya fallecido, y que estuvo allí durante décadas. Y no solo abusos sexuales. «En aquella época los malos tratos eran terribles, te pegaban por el menor motivo. ¿Cómo íbamos a denunciar los abusos? Si lo denunciabas, además te hinchaban a hostias».
Otro antiguo interno que prefiere no dar su nombre recuerda bien a don Bartolo. «Le gustaba chuparnos las orejas a los niños, era asqueroso. Y también se llevaba a niños a su casa. Todos lo sabíamos y es imposible que la dirección y el patronato no lo supieran. Pero todos se callaban y se tapaban unos a otros».
En defensa del monitor
Guillem Martorell, de 55 años, que estuvo interno en Nazaret entre 1976 y 1984, sale en defensa de F.C.M.F. «Don Bartolo nos daba una palizas tremendas, nos pegaba con una manguera de butano o con un palo de fregona, pero cuando llegó él (F.C.M.F.) y otros monitores más jóvenes acabaron con estos castigos. Es verdad que don Bartolo metía mano a los niños, pero él (F.C.M.F.) nunca abusó de mí, y no creo que lo hiciera con nadie».
El director de aquella época, Juan Picornell, en la actualidad de 86 años, negó recientemente haber tenido el menor conocimiento de los abusos sexuales. «Lamento que estas personas hayan tardado tanto en denunciar, porque de haberlo hecho en su momento podríamos haber hecho algo», dijo.
Tras las primeras informaciones sobre las denuncias, la Fundación Nazaret, cuyo presidente es el obispo de Mallorca, emitió un comunicado en el que afirman que no supieron nada hasta principios de este año, cuando se reunieron con Estela. El actual director, Guillem Cladera, dijo que desconocía también estos abusos y lamentó el daño que se le ha hecho a la institución: «El Nazaret de hoy en día no tiene nada que ver con el de hace cuarenta años».
Los juristas consultados coinciden en que la denuncia de Toni Estela no tiene recorrido penal, ya que los hechos están ampliamente prescritos, y F.C.M.F. no llegará nunca a juicio.