Delincuencia

Los dos ancianos detenidos en Palma: «¿Cómo vamos a robar si no podemos salir corriendo?»

José Antonio y Rafael tienen 72 y 73 años y, según la Policía, acumulan entre los dos 170 detenciones a lo largo de los últimos 50 años. La semana pasada volvieron a ser arrestados por robar en tres coches en Manacor. Ellos lo niegan.

José Antonio y Rafael, los dos ancianos detenidos por robar en coches, sentados en una terraza en el centro de Palma. | DM

José Antonio y Rafael, los dos ancianos detenidos por robar en coches, sentados en una terraza en el centro de Palma. | DM / redacción. palma

Redacción

José Antonio tiene 72 años y Rafael 73. Ambos muestran serios problemas de movilidad. «Yo tengo artrosis. Si me siento me cuesta mucho levantarme», dice el primero. «Yo me caí hace unos años y me rompí el fémur y la cadera», comenta Rafael. Desde entonces tiene que usar una muleta y camina muy despacio. Según la Policía, los dos acumulan 80 y 90 arrestos por delitos cometidos a lo largo de los últimos 50 años. El último fue el pasado 10 de marzo, cuando fueron detenidos por robar en el interior de coches aparcados en zonas turísticas de Manacor. Ellos lo niegan. «Habíamos ido a Manacor a comer unos callos a un chiringuito. Yo me levanté a dar un paseo porque se me quedan las piernas dormidas y en el aparcamiento me di cuenta de que había un coche con una ventanilla rota», cuenta Rafael. «Y le dije, José Antonio, vámonos. Entonces nos dimos cuenta de que nos estaban grabando con un móvil y cogieron nuestra matrícula. Unos días después nos detuvieron por ese robo y otros dos más cometidos en la zona. Pero si no podemos casi andar, ¿cómo vamos a robar?».

Los ancianos viven en una situación muy precaria. «¿Quién puede vivir con 225 euros al mes?», pregunta Rafael. Explica que cobra una pensión de unos 400 euros, pero que le retiran la mitad para la manutención de una hija menor. El resto lo tiene que entregar a la residencia donde vive. «Al final no me queda nada». Su compañero cobra también 400 euros de pensión.

Los dos se piden un café en una terraza de Palma. «Con sacarina, por favor». Ambos son diabéticos. «Yo además estoy operado del corazón, tengo dos bypass y un stent», explica Rafael mientras se levanta la camiseta y enseña una gran cicatriz en el pecho.

Y comienzan a contar sus historias. José Antonio es de Granada y Rafael nació en Colombia, de padres mallorquines. Ambos llegaron a Mallorca a finales de los años sesenta, con menos de veinte años, para trabajar en el turismo. «En aquella época, cuando bajabas del barco, ya veías gente buscando trabajadores. Yo empecé en el hotel Lancaster, en s’Arenal», cuenta José Antonio. «Yo estaba en el hotel El Paso, en el Paseo Marítimo».

En esa época empezaron sus problemas con la ley. «A mí me detuvieron tres veces en el franquismo porque era del Partido Comunista. Tenía el carné 113 de España. Y es verdad que años después monté una empresa de alquiler de coches en s’Arenal y tuve problemas con Hacienda y me arrestaron por falsificación y robo de vehículos. Me condenaron a seis años y medio de prisión. Cumplí la condena entera, porque estando ya en tercer grado le pegué un guantazo al director de la cárcel por hablarme mal y me lo revocaron».

José Antonio admite que ha sido arrestado por robos a lo largo de los últimos cincuenta años. «Yo tenía problemas con el juego y esa fue mi perdición. Jugábamos a los dados en algunos bares de Palma y yo me lo gastaba todo, se movía mucho dinero», relata. «Un día que me había quedado limpio después de jugar, un tipo me propuso un robo. Entramos en un chalé vacío y nos llevamos todo lo que encontramos. Luego a él lo pillaron porque intentó vender a las putas del Barrio Chino un abrigo de visón que habíamos robado, y me delató. Esa fue mi primera detención».

La Policía custodia a uno de los veteranos delincuentes.

La Policía custodia a uno de los veteranos delincuentes. / CNP

Rafael niega que le hayan detenido tantas veces como dice la Policía, pero José Antonio lo admite: «Puede ser, porque en aquella época había lo que llamaban peligrosidad social y te detenían por cualquier cosa. Yo tuve muchas de esas. En 1982 me cogieron droga, 150 gramos de cocaína, y me condenaron a nueve años. Cumplí ocho en prisión».

Los dos se conocieron en la cárcel en 2012. Rafael estaba por la estafa con la agencia de alquiler y José Antonio por robo de vehículo. Desde entonces son amigos y suelen ir juntos.

La semana pasada la Policía Nacional les arrestó de nuevo por robar en tres coches aparcados en zonas turísticas de Manacor. «La Policía no nos puede ver, siempre nos paran», dicen. «Pero esta vez no hemos robado nada. ¿Cómo vamos a robar si no podemos salir corriendo?». Ambos se quejan de la forma en que fueron detenidos. «A mí me vinieron a buscar uniformados a la residencia, se me llevaron esposado delante de todo el mundo», dice Rafael. «A mí también se me llevaron esposado. ¿Se pensaban que me iba a escapar? Pero si casi no puedo caminar. Luego nos metieron en el calabozo, pese a que padecemos apnea del sueño y tenemos que dormir con una máquina.

Rafael insiste en que él no ha cometido tantos robos. «Yo soy el nieto mayor de la payesía de Son Fuster. Mi familia tenía mucho dinero, pero a mi madre la engañaron con la junta de compensación».