Tribunales

Un joven acusado de estafar 100.000 euros a Emaya acaba absuelto al demostrarse que usaron sus datos para el fraude

Unos delincuentes utilizaron su DNI, que había perdido en Cantabria, para engañar a la empresa municipal de Palma - Las acusaciones, que pedían cuatro años de cárcel, retiraron los cargos tras el juicio

Adán Vizarraga, en el centro, ayer a su salida del juicio. | DM

Adán Vizarraga, en el centro, ayer a su salida del juicio. | DM / REDACCIÓN. PALMA

Redacción

En febrero de 2020, Adán Vizarraga denunció en su ciudad, Laredo (Cantabria), que había perdido el DNI. Lo que debía ser un pequeño contratiempo para este joven de 30 años que vive de la chatarra y una prestación social acabó sentándole ayer en el banquillo de los acusados en Palma, con una petición de cuatro años de cárcel, por estafar 103.000 euros a Emaya mediante un fraude informático. En el juicio quedó patente que el acusado había sido víctima de unos delincuentes que utilizaron sus datos para abrir a través de Internet una cuenta bancaria a su nombre y cometer el fraude. La Fiscalía y la empresa municipal acabaron retirando los cargos y el joven quedó absuelto. «Me ha tocado a mí como le puede tocar a cualquiera. Gracias porque me han demostrado que la Justicia es justa», dijo entre lágrimas al tribunal. «Sentimos los inconvenientes y no haber sido más rápidos», le respondió la magistrada. Emaya presentará una nueva denuncia para intentar recuperar el dinero, cuyo rastro se perdió en Holanda, Hungría y Bulgaria.

La estafa fue cometida en noviembre de 2020, cuando alguien se hizo pasar por el responsable de una empresa proveedora para anunciar a Emaya un cambio en la cuenta bancaria en la que debía pagar las facturas. En total, la empresa abonó 102.857 euros.

Cuando se descubrió y denunció el engaño, la Policía identificó al titular de la cuenta en cuestión: Adán Vizarraga. «Me llegó una carta del juzgado diciendo que había estafado más de 100.000 euros», recordaba a su salida del juicio. La investigación no fue mucho más allá y el joven acabó procesado y con una petición de cuatro años de prisión.

Un documento aportado antes de la vista oral por su abogado, Juan Capó, demostraba que el teléfono que se utilizó para abrir la cuenta bancaria es de otra persona. En el juicio, el joven repitió una y otra vez que no sabe nada del fraude y las acusaciones acabaron retirando los cargos. Vizarraga, que ha utilizado el avión por primera vez para desplazarse al juicio, rompió a llorar y se mostró eufórico por el final feliz.