La Fiscalía mantiene su petición de 12 años de prisión para el hombre que mató a su tío asfixiándolo en Inca

La defensa se adhiere al relato de los hechos que defiende la fiscal

El acusado de matar a su tío por asfixia en Inca, con su abogado, durante el juicio.

El acusado de matar a su tío por asfixia en Inca, con su abogado, durante el juicio. / B.RAMON

EP

La Fiscalía ha anticipado este martes que mantendrá su petición de 12 años de cárcel para el hombre que mató a su tío asfixiándolo en una vivienda de Inca en febrero de 2021, una conclusión que defenderá este miércoles ante el Jurado, en su informe final al terminar el juicio celebrado en la Audiencia Provincial.

Mientras, la defensa ha avanzado que se adhiere al relato de los hechos que defiende la fiscal, aunque no a la petición de la pena de prisión. Cabe señalar que el acusado, un hombre de 60 años, confesó el crimen llamando a la Policía un día después de los hechos y desde entonces ha reconocido en todo momento ser el responsable de la muerte de su tío, de 78 años.

A pesar de ello, el escrito inicial planteado por la defensa no reconocía el delito. Ahora, la defensa modifica sus conclusiones provisionales y se adhiere al relato de la Fiscalía, por "expreso mandato" del defendido, según ha indicado el abogado.

Tras los informes finales, este mismo miércoles el Jurado recibirá el objeto del veredicto y se retirará a deliberar.

Al haber reconocido los hechos el procesado, antes de que se iniciara ninguna investigación, la Fiscalía aprecia una atenuante de confesión. Además de la pena de prisión, solicita una medida de libertad vigilada por ocho años así como indemnizaciones de 80.000 euros para cada uno de los hijos de la víctima y de 40.000 euros para su hermano.

Este lunes el hombre mantuvo la misma versión que dio a los agentes que fueron al domicilio para detenerle: "Perdí los papeles y pasó lo que pasó", declaró.

El crimen tuvo lugar el 23 de febrero de 2021, entre las 10.00 y las 11.00 horas. La víctima era hermano del padrastro del acusado y ambos convivían en un domicilio de Inca desde hacía unos meses. El hombre explicó que se inició una discusión entre ambos cuando su tío empezó a hablarle de religión y política.

"Me decía cosas como que las mujeres han nacido para criar hijos, y que quitan el trabajo a los hombres y que yo tenía que darme cuenta", declaró en la diligencia de reconstrucción de los hechos, tras el crimen. Cuando el anciano nombró a su madre, casada con el padrastro del acusado --y hermano del fallecido--, perdió los papeles.

De este modo, admitió que en un momento dado agarró al anciano fuertemente por la nuca con una mano mientras que con la otra le tapó la boca y la nariz haciendo presión, al tiempo que le decía "cállate, cállate".

Así lo arrastró por la habitación y lo colocó sobre la cama, donde mantuvo la presión hasta que finalmente, le provocó la muerte por asfixia. Tras esto, el acusado quitó las botas al cadáver, le puso una almohada bajo la cabeza y lo tapó con una sábana.

Tras el crimen el hombre fue a sacar dinero a una sucursal bancaria e hizo la compra, dejando el cadáver en la casa. A las 11.50 horas la cámara del cajero le captó retirando el dinero en efectivo. Según su versión, lo hizo porque su tío, antes de la discusión, le había encargado retirar 600 euros con su cartilla y depositarlos en una caja en el domicilio.

En la reconstrucción de los hechos, la juez preguntó al acusado por qué lo hizo, si el anciano ya había muerto. El procesado replicó que cuando su tío "marcaba una cosa lo tenía que hacer", que era algo que tenía muy interiorizado. No se quedó el dinero y los agentes comprobaron que se encontraba en la caja indicada por el homicida.

Los indicios recopilados por los expertos forenses y de criminalística revelan que la víctima del trató de defenderse de su sobrino mientras éste le asfixiaba. Lo evidencian los restos de piel del acusado encontrados bajo las uñas del fallecido o las lesiones que presenta el autor confeso.

La patóloga que se encargó de la autopsia ha destacado la especial vulnerabilidad del anciano, no sólo por su avanzada edad sino también porque en su cuerpo se observaban viejas heridas y secuelas de un accidente sufrido tiempo atrás --un accidente de moto en 1964, según la información aportada por el homicida confeso--. Según la forense, ello pudo contribuir a que la víctima "tuviera menos capacidad de repeler la agresión".