Macrojuicio a los ‘Hells Angels’: Un barrio rojo en el Arenal

Un total de 46 acusados, entre ellos dos policías locales de Palma, se sientan el próximo 23 de enero en el banquillo de la Audiencia Nacional por tratar de extender sus turbios negocios en Mallorca. El fiscal pide para la cúpula de los ángeles del infierno penas que suman casi 300 años de prisión por 6 delitos distintos.

Lorenzo Marina

Lorenzo Marina

Hace casi una década, sobre las siete de la mañana del 23 de julio de 2013, miembros de los cuerpos de operaciones especiales de la Policía Nacional y de la Guardia Civil irrumpieron por sorpresa en la lujosa mansión de Frank Hanebuth en Lloret de Vistalegre en el marco de la operación Casablanca. El corpulento líder europeo de los Ángeles del Infierno no tuvo la menor oportunidad de reaccionar antes de que los agentes cayeran sobre él. Está acusado de tratar de implantar una red mafiosa en Mallorca. El próximo 23 de enero, Hanebuth se sentará en el banquillo de los acusados en la Audiencia Nacional, junto con otros 45 procesados. Pertenencia a organización criminal, amenazas, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas son las principales acusaciones a las que se enfrenta el indiscutible cabecilla de la banda motera, y que le pueden suponer hasta 13 años de prisión. La suma total de los 46 acusados afronta casi 300 años de cárcel por 16 delitos. Entre estos se encuentran organización criminal, blanqueo de capitales, amenazas, coacciones, falsedad documental, encubrimiento, prostitución, detención ilegal, delito contra la salud pública, tenencia ilícita de armas, extorsión, omisión del deber de perseguir delitos, cohecho y violación de secretos.

De una de estas acusaciones, omisión del deber de perseguir delitos, deben responder dos policías locales de Palma. El ministerio público les considera colaboradores activos de esta organización mafiosa y de, incluso, haber alertado a Los Ángeles del Infierno de que estaban siendo investigados. Ahora está por ver si esta causa sigue los mismos derroteros que el denominado Caso Cursach, en el que estos agentes y otros funcionarios del Cuerpo, que también afrontaban abultadas penas de prisión, derivó en una retirada masiva de las acusaciones, con lágrimas de un fiscal incluidas. Las conversaciones captadas por la Guardia Civil en sus escuchas telefónicas acreditaban, presuntamente, la colaboración de estos policías con la banda motera y supuestamente también les conectaba con trabajos para el empresario mallorquín, cuya acusación fue retirada y se tradujo en su absolución. Uno de estos agentes afronta siete años y medio de cárcel. Además, un sargento del instituto armado está acusado de cohecho y se enfrenta a cinco años y medio de prisión.

La operación para la implantación en Mallorca de Los Ángeles del Infierno, los Hells Angels, como son conocidos a nivel mundial, se fraguó después de que la presión de la justicia alemana les hiciera insostenible mantener allí sus turbios negocios. Así, al llegar a la isla en 2009, una de sus principales pretensiones era crear en la Platja de Palma un barrio rojo de prostitución que fuera un remedo de la Reeperbahn en el barrio de Sankt Pauli de Hamburgo. Pero su llegada a Balears no pasó inadvertida. Investigadores del Grupo de Información de la Guardia Civil y del Grupo de Atracos de la Policía Nacional examinaron con discreción todos sus movimientos e hicieron que se confiaran permitiéndoles emprender sus particulares aventuras empresariales antes de asestarles el golpe de gracia en la denominada Operación Casablanca

Un total de 200 agentes de Policía Nacional y la Guardia Civil, con la colaboración de la policía alemana -con agentes de la Policía criminal de la Baja Sajonia desplazados expresamente a la isla-, austriaca, belga y holandesa tomaron parte. El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco estaba al frente de esta actuación que se materializó en 31 registros. La mayoría de ellos se efectuaron en la Bahía de Palma, en Cala Estancia y Can Pastilla, aunque también se extendió a urbanizaciones de Llucmajor como Puig de Ros o Son Verí y a otras localidades de la isla como Pina. Y, por supuesto, Lloret, donde residía su líder indiscutible. Tras dos años en prisión preventiva, Hanebuth quedó en libertad provisional tras pagar una fianza de 60.000 euros.

Prostitutas castigadas en jaulas de perro

En 2009 llegaron a la isla los primeros moteros de Hells Angels y sus andanzas se hicieron notar. Llegaron a adquirir un local en la Platja de Palma y sus peleas con bandas rivales eran frecuentes. La llegada definitiva de Frank Hanebuth a Mallorca se produjo en 2012. Los efectivos de operaciones especiales de la Policía alemana asaltaron su lujosa residencia en Hannover e incluso mataron a su perro. El líder de la banda motera estaba acusado de encargar un asesinato y el parlamento de Baja Sajonia había tomado la determinación de abrir un proceso contra los Ángeles del Infierno. En vista de que el cerco se estrechó en torno a él, Hanebuth compró una suntuosa mansión junto al cementerio de Lloret de Vistalegre, donde fijó su residencia de manera estable. Su exilio en la isla no le impidió interponer una denuncia a la policía alemana por la muerte de su mascota en el asalto a su domicilio.

La elección de Mallorca les permitiría poner distancia de la presión de las autoridades germanas y mantener sus turbios negocios. Lo que el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, instructor de la causa, definió como «pluriactividad delictiva». La mudanza a la isla, según el auto del magistrado, respondía a «garantizar una mayor impunidad y dificultar las investigaciones de las autoridades policiales y judiciales alemanas». La prostitución y la droga eran los dos principales ejes sobre los que se vertebraba su organización. Las mujeres eran captadas en la Europa del Este para que se prostituyeran en clubes de la Platja de Palma. Algunas testigos llegaron a afirmar que a las chicas que no cumplían a rajatabla las órdenes de la cúpula de la banda motera eran encerradas en jaulas para perros a modo de castigo. Además de obligarlas a ofrecer sus servicios sexuales, ellas hacían la función de correo de dinero negro mientras eran trasladadas de un país a otro antes de recalar en s’Arenal. El control de estas mujeres era tan férreo que no tenían reparos en imponerles operaciones de cirugía estética, si así lo consideraban, para obtener de esta manera mayores beneficios por medio de su explotación sexual.

Un palé con 500 millones en Estambul

Otro de los grandes puntales de la banda motera, según describe el juez instructor en su auto, era el tráfico de drogas. La sustancia estupefaciente se importaba directamente de Sudamérica y de la República Dominicana. Desde allí llegaba a Valencia y a Mallorca. Para ello, algunos miembros de esta organización estaban especializados en realizar ‘caletas’ en los vehículos para ocultar la droga. Desde aquí se distribuía a Holanda y a Alemania.

Los miembros de esta banda motera tenían una gran movilidad. De esta manera trataban de dificultar a los investigadores que pudieran seguir sus movimientos. Los viajes eran constantes entre Mallorca, Alemania y Holanda. Además de a estos dos países, sus ramificaciones se extendían a Turquía, Suiza, Bulgaria y Luxemburgo. Buena prueba del volumen ingente de dinero que movían los Hells Angels se pudo constatar en el aeropuerto de Estambul. Un palé con 500 millones de euros fue inmovilizado tras ser interceptado en las instalaciones aeroportuarias. El envío procedía de los turbios negocios de esta organización en Indonesia y partió del aeropuerto de Yakarta.

Los investigadores sostienen, sin ningún género de dudas, que Frank Hanebuth es el líder indiscutible del capítulo en Mallorca que crearon los Ángeles del Infierno. Sus andanzas en Hannover al frente del control de numerosos burdeles le avalaban. Sin embargo, Hanebuth se cuidó mucho de que su nombre no apareciera envuelto en los turbios negocios al asentarse en la isla. Siempre ponía al frente de estas operaciones a testaferros y a personas de su máxima confianza y de sus círculo más cercano. Mientras tanto, él prefería mantenerse en la sombra.

Buena prueba de este comportamiento del jefe de los Hells Angels es la significativa diferencia en la petición de años de prisión para Frank Hanebuth respecto a sus adláteres. Mientras el líder de la banda motera afronta una petición fiscal de 13 años de cárcel por los presuntos delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, amenazas y tenencia ilícita de armas, sus allegados más próximos, los hermanos Youssafi, tienen que responder de una acusación de 38 y 33 años en la cárcel cada uno. Más de dos décadas de diferencia. Khalil Youssafi, considerado el lugarteniente de Hanebuth y vicepresidente del capítulo de la banda motera en Mallorca, afronta 38 años y medio de cárcel por un rosario de delitos. Mientras que su hermano Abdelghani Youssafi, más conocido por ‘Abdul’, se enfrenta a 33 años de prisión. Su función en este entramado sería la de tesorero y por sus manos pasarían las ingentes cantidades de dinero que les proporcionaban sus ilícitos negocios.

Otra de las personas destacadas que figura en este casi medio centenar de procesados en torno a la banda motera es Paul Engelke, para el que piden 14 años y medio de prisión. Está considerado una persona de la máxima confianza de Frank Hanebuth. De hecho, la investigación conjunta de Guardia Civil y de la Policía Nacional apunta a que ambos serían los dueños de la mansión Son Paraíso, en Lloret de Vistalegre, que habrían adquirido a través una sociedad interpuesta. La suntuosa villa está valorada en dos millones y medio de euros. Las pesquisas también sitúan a ambos al frente de diversas inversiones en Mallorca y en Costa Rica. En una de estas operaciones planearon la adquisición del club de alterne El Globo Rojo en Palma, pero no llegó a fructificar.

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