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El peligro acecha en el espeleobuceo

El rescate del experto espeleobuceador Miquel Perelló, tras siete horas y media atrapado en una cueva submarina, delata el alto riesgo de este deporte u «Solo los saltos de los ‘hombres pájaro’ son más arriesgados», apunta el jefe del GEAS

Los espeleobuceadores, el pasado 30 de octubre, durante la inmersión en la Cueva de sa Gleda. MIQUEL PERELLÓ

Mallorca es un paraíso de cuevas submarinas. Todo el subsuelo está repleto de maravillosas oquedades y sus caprichosas formaciones en la piedra. La inmersión en el mayor patrimonio subacuático de Europa solo es accesible con un permiso especial del Govern. Un peligro mortal acecha permanentemente en el espeleobuceo. Un deporte solo apto para un puñado de especialistas conocedores de todos los secretos que encierran estas angostas grutas subacuáticas del litoral de la isla.

El rescate de Miquel Perelló el pasado domingo 30 de octubre, tras permanecer siete horas y media atrapado en una burbuja de aire de la Sala del Tubo de sa Gleda, dejó a las claras el elevado riesgo que suponen estas inmersiones, pese a estar llevadas a la prática por estos buceadores altamente especializados. Perelló y Xisco Gràcia son auténticas leyendas del espeleobuceo y han cartografiado como nadie el patrimonio de cuevas submarinas de Mallorca. Los dos han visto peligrar su vida en ellas.

El rescate de Xisco Gràcia en 2017, tras pasar dos días respirando aire enrarecido en una burbuja de la cueva de sa Piqueta, puso en evidencia que el peligro que se cierne en estas cuevas submarinas no respeta a nadie. Ni siquiera los más experimentados buceadores. Eso sí. Tanto Gràcia como Perelló tienen el conocimiento del terreno y la sangre fría suficiente para aguardar su rescate en una zona segura.

Freddy Fernández y Davide Ansaldi tenían la formación necesaria para acometer la difícil empresa del rescate después de que Xisco Gràcia saliera a la superficie a pedir auxilio. Los efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil les autorizaron para que fueran a localizar a Perelló.

«Solo los saltos de los ‘hombres pájaro’ son más peligrosos que el espeleobuceo», recalca el cabo David García, jefe del GEAS de Balears. «Casi todos los años hay muertes de espeleobuceadores en el mundo», afirma.

Permiso de la Conselleria

Solo multiplicando las medidas de seguridad se puede tratar de minimizar el peligro latente en las cuevas submarinas. «La principal regla es la de los tres tercios de aire en las botellas. Un tercio para ir, otro para volver y otro de seguridad», abunda. «Todos los años tenemos que vigilar que nadie se cuele en las grutas por el peligro que supone. Todas están cerradas», explica. Hace falta un permiso especial de la Consellería de Medio Ambiente para adentrarse en ellas y, por supuesto, Xisco Gràcia y Miquel Perelló lo tienen.

El espeleobuceo tiene poco que ver con el submarinismo convencional. La botella se coloca en un lateral del cuerpo para evitar quedar atrapado. El aleteo se ha de moderar. Pese a ello, la visión se puede anular por completo al llenarse el agua de sedimentos en suspensión. Perder el cable-guía para poder regresar a la salida también puede tener fatales consecuencias.

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