En el año 2013, ante el enorme incremento de robos en explotaciones agrícolas y ganaderas, la Guardia Civil creó un grupo especial para investigar estos delitos. Es el Equipo Roca (Robos en el Campo). En Mallorca tienen su base en el cuartel de sa Pobla, uno de los grandes centros de producción agraria de la isla. Sus agentes mantienen un contacto permanente con los payeses y cada año investigan más de un centenar de delitos en toda la Part Forana, desde hurtos a grandes robos. Uno de sus últimos detenidos había desmantelado más de 700 metros de cableado eléctrico en explotaciones agrícolas para vender el cobre al peso. El delito más en boga es la sustracción de algarrobas, un producto que se ha revalorizado y ya es conocido como «el oro negro». El año pasado registraron una cincuentena de robos de este preciado producto y arrestaron a veinte sospechosos.

El cabo primero Pedro Cifre es el jefe del equipo. Con casi veinte años de servicio, cuenta con larga experiencia en grupos de investigación de la Policía Judicial. «Yo soy de Inca, y el hecho de hablar mallorquín te facilita el contacto con los payeses, porque a veces los mallorquines somos muy cerrados. Nos esforzamos en hacerles ver que estamos aquí para ayudarles», comenta.

La algarroba se ha convertido en los últimos años en el gran objetivo de los ladrones en el campo. Se usa para cosméticos y está considerado un «superalimento», así que se vende a 1,20 euros el kilo. Las fincas de algarrobos suelen estar abiertas y en lugares aislados, lo que lo convierte en un botín fácil y goloso. Si una persona recoge seis sacos un par de veces por semana, puede sacarse 300 euros. Durante el año pasado el equipo investigó más de cincuenta de estos robos y arrestó a veinte sospechosos. «El caballo de batalla está en los puntos de venta», comenta Cifre. «El año pasado solicitamos junto a la conselleria de Agricultura que se implante un documento de trazabilidad, que nos permita identificar al vendedor y comprobar si efectivamente las algarrobas son de una finca de su propiedad».

Los otros delitos graves a los que se enfrentan son el robo de cobre y materiales metálicos, que los ladrones venden al peso en empresas de reciclaje. A principios de mes los agentes arrestaron a un individuo que habría desmantelado 700 metros de cableado eléctrico que alimentaban los aspersores de tres explotaciones agrarias de sa Pobla y Muro. El botín del robo, vendido al peso, fue de unos 4.200 euros. Sin embargo, los perjuicios a las víctimas son muy superiores. Y no solo por los daños que causan. Si los aspersores no se ponen en marcha cuando hay una helada se puede arruinar toda la cosecha.

Ronda de vigilancia por una explotación agraria DM

Por eso los agentes reciben muchas muestras de agradecimiento de los agricultores. «Durante muchos años los payeses se sintieron abandonados, pensaban que los robos que sufrían no le importaban a nadie y muchas veces ni siquiera denunciaban. Pero eso con el Equipo Roca está cambiando», comenta Cifre. «Igual no es tan espectacular como resolver un robo en un domicilio, pero si a un hombre al que le roban doscientos kilos de fresas y tú detienes al ladrón y recuperas la mercancía, le das una alegría. Y para mí es un buen servicio».

Los guardias civiles insisten también en la necesidad de que los propietarios de las fincas tengan mayores medidas de autoprotección. «Es verdad que no se pueden poner puertas al campo», prosigue el Cabo Cifre, «pero no se lo pongas tan fácil. La presencia de gente en el campo se ha reducido mucho, nosotros lo percibimos durante las patrullas. Así que les recordamos que cierren bien las puertas de las casas de aperos, o incluso que coloquen una cámara de cazador, que son baratas, y pueden conseguir una imagen del intruso». También aconsejan que estén vigilantes y si ven algún coche desconocido merodear, retengan la matrícula y se la pasen a ellos. «Nos resulta muy útil este intercambio de información, y a veces nos permiten resolver otros delitos». concluye el cabo Cifre.