El pasado jueves por la tarde varios conductores se quedaron estupefactos al percatarse de que una furgoneta que circulaba por la calle Feliciano Fuster, junto al Palacio de Congresos de Palma, llevaba un caballo en su interior. Algunos de ellos llegaron a grabar en vídeo el vehículo, con el animal en la parte trasera, y que se saltó un semáforo en rojo antes de enfilar hacia el Paseo Marítimo de Palma. Suerte tuvieron los ocupante de no cruzarse con ninguna patrulla de la Policía, y sobre todo de no sufrir ningún percance con semejante carga en el vehículo.
Policías locales de Pollença al rescate de una cabra atrapada
Y seguimos con otros animales. El sábado de la semana pasada la Policía Local de Pollença fue requerida por el 112 para acudir al Puig de na Maria, donde había una cabra que había quedado enganchada de la pata en la rama de un árbol, y no se podía soltar. Los agentes que intervinieron tuvieron que poner a prueba su forma física, porque no era fácil llegar al lugar donde estaba el animal atrapado. Finalmente consiguieron liberarla ilesa y pudo de nuevo correr a sus anchas por la montaña.
El partido entre bomberos y policías se resuelve en los penalties
El pasado martes se celebró en el campo de fútbol Miquel Nadal un disputado encuentro entre las selecciones de los Bombers de Palma y la Policía Local. El cronista del encuentro relató con una prosa florida que el partido fue «de juego físico más que técnico, y los dos equipos se enfrentaron con bravura, pero con clase y elegancia, para batir la meta contraria con tenacidad, esfuerzo y determinación». Marcaron primero los bomberos, pero los policías lograron empatar en la segunda parte, tras dominar el área rival. El encuentro acabó con empate a uno, y finalmente la Policía Local se llevó el triunfo gracias a su mayor efectividad al transformar la tanda de penalties.
La condenada que quiso pagar la multa en la sala de juicios
El martes se celebró un juicio contra una mujer acusada de estafar a un familiar que sufría un grave deterioro cognitivo. La procesada aceptó una pena de un año de cárcel y el pago de una multa de 540 euros, por lo que el tribunal dictó allí mismo la sentencia. En el momento en el que la magistrada mencionó la multa, la mujer echó mano al bolso para pagar, aunque lo dejó cuando le aclararon que ya sería requerida para abonarlo por los cauces habituales.