Desapariciones inquietantes en Baleares

Una decena de personas de Baleares permanecen desaparecidas, algunas desde hace décadas - En la mayoría de los casos policía y guardia civil creen que tras su desaparición hay un crimen, pero la ausencia de los cuerpos impide resolver la investigación

Xavier Peris

Xavier Peris

Inquietante. Es la fórmula que utilizan las Fuerzas de Seguridad para denominar los casos en los que la desaparición de una persona aparecen indicios de que no ha sido voluntaria. En muchas situaciones ocultan un homicidio en el que el autor se ha deshecho del cadáver. La ausencia de los restos dificulta enormemente el trabajo policial, de manera que aun teniendo serias sospechas que apuntan al responsable, es prácticamente imposible imputarle el delito. En Baleares hay actualmente una decena de investigaciones de estas características. Casos que, aunque nunca se cierran oficialmente, quedan empantanados. Las diligencias acumulan miles de páginas con todas las pesquisas realizadas, pero siguen sin resolver.

La página de la asociación SOS desaparecidos tiene actualmente una veintena de casos de Baleares, de los que aproximadamente la mitad son considerados desapariciones inquietantes. Algunos tienen más de veinte años de antigüedad. Estos son algunos de los más destacados:

Ana Eva Guasch

Ana Eva Guasch

Ana Eva Guasch

Esta profesora del colegio Santa Mónica tenía 27 años cuando desapareció, el 21 de octubre de 2001. Vivía en un piso de alquiler en la calle Aragón, frente al antiguo bar Güell. Había salido un sábado por la noche con unas amigas y el domingo, cuando una de ellas fue a tomar café a su casa, ya no contestó. Nadie volvió a verla.

Los investigadores de la Policía Nacional que asumieron la investigación cuestionaron inicialmente que fuera una desaparición forzosa y pensaron que se había ido voluntariamente. Tuvieron mucho tiempo para lamentar este error.

En los años siguientes la investigación se convirtió en una prioridad. Se llegaron a vaciar los aljibes de la casa, e incluso identificaron a un sospechoso, un joven argentino con el que Ana Eva había iniciado una relación. Este hombre fue detenido e interrogado en cuatro ocasiones, pero se mantuvo firme en su versión de que no tenía nada que ver con la desaparición de la profesora. La ausencia del cuerpo obligó a dejarle en libertad.

Margalida Bestard

Uno de los casos más claros en los que una desaparición oculta un asesinato. El 10 de octubre de 2007 esta mujer de 72 años había acudido a un edificio de s’Arenal de Llucmajor a cobrar el alquiler de sus inquilinos. Nadie la vio salir.

Días después, los investigadores de la Guardia Civil recibieron una información de sus homólogos de la Policía. En ese edificio residía Antonio S.O., un hombre de 63 años que en 1996 ya había sido investigado por la desaparición de otra mujer, Ángeles Arroyo, en Cala Major. Margalida Bestard le había vendido su piso y aquel día tenía previsto cobrarle unos recibos pendientes. La Guardia Civil le investigó en profundidad y le arrestó al año siguiente, pero Antonio S.O. negó estar implicado en la desaparición y quedó libre.

En 2010 recibió una paliza a manos de unos desconocidos, que los investigadores vincularon al caso.

El sospechoso falleció por causas naturales en 2020, llevándose su secreto a la tumba.

Malén Ortiz

La adolescente Malén Ortiz, desaparecida en 2013. | D.M.

La adolescente Malén Ortiz, desaparecida en 2013. | D.M. / redacción. palma

Tenía quince años el 2 de diciembre de 2013. Aquella tarde, al salir del instituto, se dirigió a casa de su novio en Son Ferrer. Nunca llegó.

En este caso saltaron la alarmas desde el principio y la Guardia Civil puso en marcha una movilización sin precedentes. Durante los años siguientes cientos de agentes han colaborado en el caso y se han interrogado a cientos de testigos.

Se rastrearon al milímetro los alrededores de la zona en la que fue vista por última vez, incluidos los lagos de un campo de golf cercano y el fondo marino de la costa. El caso ha sido revisado varias veces desde el principio por especialistas, (el pasado mes de marzo se rastreó una finca de sa Porrassa).

La familia de la joven convoca movilizaciones periódicas para pedir que la investigación no cese. Sin resultado hasta ahora.

Nuria Escalante

Tenía 52 años y llevaba menos de un mes en Ibiza, adonde había ido a buscar trabajo, cuando desapareció el 31 de octubre de 2018.

Esa noche fue grabada por una cámara de seguridad junto a un hombre, que luego volvió a pasar arrastrando un carro de supermercado con un bulto cubierto.

El sospechoso fue detenido, pero quedó libre porque el cuerpo no apareció.

Said Hourmati

Said en una foto del álbum familiar cedida por su familia.

Said en una foto del álbum familiar cedida por su familia. / CASO ABIERTO

Ciudadano marroquí, tenía 32 años cuando desapareció, el 14 de junio de 2019.

Trabajaba en la construcción y al acabar su jornada su jefe le dejó en la zona de Pere Garau, en Palma. Su familia no le ha visto desde entonces. Insisten en que estaba a punto de casarse y no tenía ningún motivo para marcharse.

El Grupo de Homicidios de la Policía ha realizado numerosas indagaciones entre las personas que tenían alguna relación con él y en octubre de ese mismo año los agentes rastrearon una amplia zona de campo en las proximidades de la urbanización Tolleric, en Llucmajor, sin resultado.

Moustapha El Karchaoui

Este joven marroquí residente en sa Pobla tenía 27 años cuando desapareció, a mediados de agosto de 2019. La Guardia Civil sospecha que pudo ser asesinado en un ajuste de cuentas entre bandas de narcotraficantes de la localidad.

Los investigadores creen que su cuerpo pudo haber sido descuartizado y arrojado a la zona pantanosa de s’Albufera. La Guardia Civil rastreó con perros adiestrados una amplia zona entre Muro y Can Picafort.

Llegó a ser detenido un sospechoso, Cristóbal T.P., español de 38 años, que negó la acusaciónen el juzgado y quedó en libertad con fianza.

Antonio Llabrés

Fue visto por última vez a mediados de agosto de 2019. Tenía 48 años.

Cuando su familia denunció su desaparición, la Guardia Civil descubrió que había acogido en su vivienda, una casa de campo en el término de Binissalem, a un veterano delincuente ibicenco de 56 años, Juan T.S., alias Rotavella. Este hombre ya había sido investigado en las décadas anteriores por la desaparición de tres personas en Eivissa, cuyos cuerpos nunca aparecieron.

Juan T.S. fue detenido el 1 de diciembre de 2020 y la Guardia Civil realizó una exhaustiva inspección en la finca de Binissalem, de 40.000 metros cuadrados. Decenas de agentes removieron el terreno con excavadoras, buceadores examinaron los pozos y perros adiestrados en la búsqueda de cadáveres rastrearon la zona. No apareció nada y el sospechoso quedó libre.

En marzo de 2023, la Guardia Civil volvió a registrar la finca sin resultado.