Investigación en Tarragona

El padre del chico con autismo que intentó suicidarse en La Ràpita: "No quería salir al patio"

El adolescente sufre un grado leve de asperger y en enero explicó que algunos compañeros se burlaban de él

Una inscripción en el muro del instituto de Pol.

Una inscripción en el muro del instituto de Pol. / Joan Revilles

Guillem Sánchez

Pol llegó a casa el lunes de la semana pasada y, como cada día, dijo que estaba "bien" cuando sus padres le preguntaron cómo había ido en el instituto. "Si no va bien y va mal, puedes decir que ha ido mal", le hicieron ver. Pero insistió en que había ido "bien". Comió y se encerró en su habitación, a hacer los deberes. Veinte minutos después, su padre entró en el cuarto y lo encontró vacío. Sobre el escritorio, una nota, que parecía de despedida

"Pensamos que se trataría de un trabajo que estaba haciendo para la escuela. No entendíamos qué estaba pasando", admite Josep, el padre. A los pocos segundos, el ruido de unas sirenas de una ambulancia acercándose hicieron que se asomaran al balcón y descubrieron a su hijo en la calle. 

"Creímos que había muerto", explica Josep, que ha necesitado que transcurriese una semana entera, y ver que Pol saldrá de esta, para poder encontrar las palabras para expresar lo que han sido sus últimos días y los de su mujer, los peores de la vida de ambos. Quiere hablar porque se lo ha pedido Pol. Lo ha hecho en una publicación de Facebook. Y ahora atendiendo a este diario.

El aviso de enero

"Creo que después de Navidad Pol se deprimió". Diagnosticado de un grado leve de asperger, un Trastorno del Espectro Autista (TEA), reveló que un grupo de chicos del Institut Els Alfacs de La Ràpita (Tarragona) se burlaban de él. "Sabíamos que no quería salir al patio y que se quedaba en la biblioteca, pero nos había dicho que era porque los chicos jugaban a fútbol y hablaban de chicas y que a él eso no le interesaba. Supongo que también era cierto, pero nos había ocultado que se reían de él", explica Josep. 

Los padres hablaron con la tutora y esta les prometió que tomarían cartas en el asunto. "Es verdad que en el instituto se han esforzado durante estos dos cursos escolares para que Pol aprenda. Al principio sacaba malas notas porque se distrae con facilidad y ahora han conseguido que siga el ritmo y sus resultados académicos son de los mejores", les reconoce Josep. Pero, en cuanto a las burlas de los otros chicos, "no hicieron nada", lamenta. 

Pol fue diagnosticado a los 9 años y desde entonces acude periódicamente al psicólogo. Recibe asimismo la ayuda de psicoterapeutas. "Es un chico especial, al que le cuesta relacionarse y que parece que esté bien sin amigos, cuando la realidad es que es una persona muy sensible y que los necesita", lo describe su padre. "Si comienzas a hablar con él, se arranca enseguida. Tiene una memoria prodigiosa y es capaz de recordar 2.000 nombres de un juego de cartas, por ejemplo", añade. Sin embargo, es "un poco distinto" al resto, como lo es también su forma de moverse. Por eso algunos alumnos se reían de él. Ignorando el dolor que le causaban.

"Pol nos decía que no tenía momentos de felicidad"

Agencia ATLAS

El silencio

Josep asegura que Pol se esforzó en que ni él ni su madre notaran el grado de desesperación que sentía. "No lo veíamos tan mal", asegura. Pero el lunes 20 de febrero escribió que "no deseaba vivir en un mundo donde la mala gente es aplaudida y las personas sensibles, nobles y de buen corazón, siempre tienen las de perder", y saltó por el balcón de su habitación. 

"Está fuerte y cayó de pie. Se rompió brazos, piernas, dos costillas y se fracturó dos vértebras. Lleva tres operaciones quirúrgicas. Pero no se golpeó la cabeza ni quedó afectado ningún órgano vital", detalla Josep, que lo vive como un milagro. También porque ahora Pol asegura haber recuperado las ganas de vivir y de querer compartir su experiencia. "Seguro que se lee esta noticia, y revisará si está todo correcto", advierte. 

La investigación

Los Mossos d’Esquadra han iniciado una investigación para aclarar lo ocurrido tras el intento de suicidio. Entre otras diligencias, deberán tomar declaración a los responsables del colegio. Eso ha provocado que la familia haya dejado de tener noticias del centro, cree Josep. Al teléfono móvil de Pol llegaron durante las primeras horas decenas de mensajes de compañeros de clase, muchos eran de afecto, pero también se han detenido. Posiblemente, por orden del colegio, respetuoso con la investigación policial.

"No es que recibiera un 'bullying' muy duro, es que se burlaban de él y acabaron haciéndole daño", insiste Josep. La policía catalana deberá medir ahora en qué grado lo que sucedió en el instituto lo empujó a tratar de matarse. Una investigación tan compleja como la que atañe al caso de las gemelas de Sallent, en el que dos hermanas de 12 años saltaron también por el balcón: una de ellas murió –la que deseaba ser tratada como un chico en el instituto y sufrió mofa por ello, según su familia– y la otra resultó herida de gravedad.

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