Juicio a los Hell's Angels

El agente Vallecillo, de dar formación contra bandas a ser acusado de colaborar con los Ángeles del Infierno

Carlos Vallecillo, oficial de la Policía Municipal de Palma, está acusado de haber parado una denuncia contra la banda motera | Formaba parte de un grupo especializado contra bandas, e impartió formación de este tipo a sus compañeros

Carlos Vallecillo, durante su declaración en sede de la Audiencia Nacional.

Carlos Vallecillo, durante su declaración en sede de la Audiencia Nacional. / Youtube

David López Frías

Se llama Carlos Vallecillo y es uno de los principales focos de interés en el juicio que está sentando en el banquillo de la Audiencia Nacional al capítulo español de los Hell's Angels (Ángeles del Infierno o HAMC). Un policía municipal de Palma que ha tenido que declarar y para el que la Fiscalía pide penas de cárcel por, presuntamente, haber colaborado con la banda motera.

Carlos es uno de los tres agentes de los cuerpos de seguridad del estado que figuran como acusados en este macrojuicio. El otro policía municipal de Palma se llama Nicanor Góngora, aún no ha declarado, y le piden 7 años de prisión porque, según el escrito del fiscal, realizaba por cuenta ajena trabajos relacionados con labores policiales, por las que cobraba ciertas cantidades de dinero. Para ello se apoyaba, presuntamente, en una red de contactos constituida por agentes en activo conocidos suyos. El tercero es un agente de la Guardia Civil llamado Francisco José Valenzuela, que declaró la mañana del 25 y se declaró inocente de todos los cargos que se le atribuyen. Según el escrito fiscal, realizó actividades al margen de sus obligaciones profesionales, sirviendo como intermediario en negocios y actividades, realización de favores personales y gestiones de diversa índole de los Ángeles del Infierno.

Pero Carlos Vallecillo fue el primer en declarar, amén del único de los 49 acusados que ha aceptado contestar a todas las preguntas de la vista oral: tanto las de su abogado defensor, como las del resto de letrados o el Ministerio Fiscal. Lo hizo durante la segunda sesión de la vista oral. Se le acusa de colaborar con los Ángeles del Infierno. De haber parado una denuncia por lesiones contra un miembro de HAMC, y de haber informado a uno de los hermanos Youssafi, hombres fuertes de esta organización en la isla, de que iba a hacer esa gestión. Se da la circunstancia de que Vallecillo era uno de los agentes del cuerpo municipal mallorquín especializados en bandas criminales de todo tipo, y especialmente en bandas moteras. Además, impartía formación a otros agentes sobre bandas.

Empezó con una pelea

"Estuve en el cuerpo entre julio de 2005 y 2016, año que perdí la condición de funcionario. Entre 2012 y 2013 yo era oficial de una unidad llamada GAP, que son las siglas de Grupo de Acción y Prevención", se presentaba el mallorquín a las preguntas del fiscal. "Nuestras funciones eran atender la seguridad ciudadana y el control de bandas juveniles. Luego nos profesionalizamos y tocábamos todas las bandas que pudieran originar peleas o algo relacionado con la seguridad ciudadana".

Vallecillo declaró que a los Youssafi los conocía a nivel profesional, "porque se originó una pelea con 40 personas implicadas de gran corpulencia en la calle del Jamón, en El Arenal, que es una zona de ocio de Mallorca, donde el 90% son de nacionalidad alemana. Esa pelea creó gran alarma social en Palma. Había 20 personas de un lado y 20 de otro. Supimos que eran Ángeles del Infierno contra la banda motera rival Gremium. Esa pelea nos puso en alerta".

Declaró Vallecillo, a preguntas del fiscal, que "sospechábamos que los hermanos Youssafi querían controlar el ocio, bares, discotecas, clubes nocturnos. Ese era el pastel que sospechábamos que le iba a interesar. Concretamente un club de alterne llamado Red Palace que, según averiguamos, parecía que era suyo". Respecto a su supuesta infiltración en los Ángeles del Infierno, contó que "me reuní con un sargento primero de la Guardia Civil y me dijo en 2012 que necesitaban a alguien que no pareciese una amenaza para ellos, porque ya estaban en investigación. Yo tuve conversaciones telefónicas con Abdul. Todas las que tuve fueron por temas profesionales. El sargento primero de la Guardia Civil me dijo que era interesante tener a alguien cercano a ellos que no les parezca una amenaza".

Infiltrado

Sobre esa primera toma de contacto de Vallecillo con uno de los hermanos Youssafi, contó que "el primer encuentro que tuve con Abdul fue cuando vi que tenía su Porsche Cayenne mal aparcado en la acera. Le formulé la denuncia a Abdul y ahí me presenté. Le dije que no íbamos a aceptar que nadie viniese a Palma a meterle miedo a nadie. Él me dijo que no, que Mallorca era para ellos como un kindergarten (jardín de infancia en alemán), y que venían para estar relajados. Y me dio su teléfono, porque me dijo que ellos tampoco querían problemas. Cuando me lo dio, lo primero que hice fue mandarle un Whatsapp al sargento primero para informarle de que ya tenía su número".

El fiscal cuestionó a Vallecillo acerca de una llamada telefónica que consta en el sumario en la que el policía se dirige a Abdul Youssafi como "hermano". Vallecillo aclaró que los Youssafi "son conocidos como los hermanos. No le estoy diciendo hermano porque sea hermano mío, porque yo todo lo que he hablado con él es por temas profesionales. No lo trato como si fuera mi hermano, sino que los conozco como "los hermanos Youssafi". No sé quién es Khalil y quién es Abdul, entonces me dirijo a ellos como ‘los hermanos’. En un evento deportivo le tuve que denunciar por bebidas alcohólicas y también me dirigí a él como “el hermano, que venga aquí".

En septiembre de 2012 hubo un incidente protagonizado por Heiko Tonnissen, uno de los hombres fuertes de Ángeles del Infierno en Mallorca. Esa noche, el motero atacó presuntamente con un arma blanca a otro individuo en un after. Vallecillo admitió que llamó a Abdul Youssafi para decirle que "alguien de HAMC le ha cortado el cuello a un niñato", pero matizó que "mi única intención fue sacar información de ellos. Eso pasó en un after. El que regenta eso es un rumano que me ve de patrulla y me cuenta que el día de antes, en el after, un HAMC llamado Heiko le clavó un cuchillo a uno. Me preguntó si esa gente puede manejar cuchillos. Yo le pregunté si no había venido el 112 o la policía y me dijo que no. Me confirmó que era un HAMC de dos metros al que llaman Heiko, que yo en ese momento pensaba que eso de Heiko era un apodo. Entonces yo le pregunté a Abdul que quién era el tal Heiko”.

Carlos explicó que su intención en todo momento fue obtener información: “Lo que pensé es cómo puedo hacer para que me facilite información y saber quién es ese Heiko. Si yo a Abdul le digo que no tengo víctima, no iba a conseguir nada. Porque no tenía víctima, el agredido nunca denunció. Así que decidí usar la táctica de decirle a Abdul 'lo tengo controlado, pero tráeme a este Heiko para que yo lo fiche'. Yo no sabía quién era Heiko. Pero si yo hubiese empezado diciéndole a Abdul que no sé quién es Heiko, no tengo víctima y no sé qué hay, pero necesito que me des toda la información... pues así no sacaré nada. Yo fui de farol y le dije que lo tenía controlado e iba a parar la denuncia. Pero no era verdad, porque no había denuncia".

El fiscal le recordó a Vallecillo que, además de llamar a Abdul por ese asunto, le mandó ocho mensajes de Whatsapp. El primero decía: “Hola Abdul, anoche un tal Heiko sacó un cuchillo y cortó un poco en el cuello a un niñato”. El segundo mensaje dice: “Voy a parar la denuncia”. Los siguientes dicen: “Dile a los tuyos que se dejen de tonterías en el Arenal”, “no hace falta llevar cuchillos en el Arenal” y “El Arenal está para divertirse”.

"Nos han ninguneado"

Carlos admitió haber mandado esos mensajes “porque mi intención era saber quién era ese Heiko. Necesitaba saber quién era. Me extraña que los Whatsapp siguen y yo le acabo diciendo que si no consigo saber quién es Heiko y no me lo traes, voy a convencer al alcalde para que prohíba cualquier chaleco. Y os voy a desmontar las motos porque voy a creer que tenéis cuchillos escondidos”, pero que su idea inicial fue "intentar ir de buenas, para que Abdul se creyese que tengo víctima. Le metí este farol, porque lo que yo quería era poder identificar a Heiko. Yo me lo inventé todo, porque no tenía víctima. Al final, Abdul me mandó una imagen con un billete de barco a nombre del tal Heiko. Yo se lo pasé todo a la Guardia Civil".

Vallecillo arremetió en su declaración contra el Instituto Armado, del que esperaba más colaboración: "Mi gran fallo fue creer que la Guardia Civil iba a ser más seria. Porque si yo me estuve entrevistando con ellos desde 2011, me tenían que haber metido en su base de datos como colaborador. Pero no lo hicieron. De esta manera se ha ninguneado a la Policía Local de Palma. ¿Cómo voy a hacer unas diligencias, si se lo estoy pasando a Guardia Civil y creo que ellos van a hacer más cosas?”.

"Nada de esto lo hice para obtener una recompensa, sino para conseguir los datos de Heiko. Cuando conseguí el billete de barco, se paró la conversación porque vi que no iba a colaborar. Porque me dijeron que Heiko tenía miedo a la policía y que se iba a Alemania vía Barcelona. Esa conversación mía con Abdul no estaba destinada a ayudar a escapar a Heiko de la isla, sino a obtener información sobre él. Cuando Abdul me envió el billete de barco a nombre de Heiko, se lo pasé a la Guardia Civil, porque son ellos los que están en el puerto", declaró.

"El pitufo la ha parado"

En las conversaciones intervenidas por los investigadores a los HAMC, sus miembros dicen: “El Pitufo ha parado la denuncia”, refiriéndose a Carlos como “El Pitufo”; porque los policías locales de Palma van de azul. Carlos reiteró que él en ningún momento ha colaborado con los Ángeles del Infierno y sí con la Guardia Civil: "La intención de mi llamada no fue facilitar una huida, sino tener los datos de ese tal Heiko. Mi táctica fue hacerles creer que tenía el caso controlado, que tenía a la víctima, que al final no era para tanto. Yo lo que hice fue presionar para intentar que viniese Heiko. Cuando vi que no iba a venir, se lo facilité todo a la Guardia Civil. Y cuando dicen que me pagaron por ello, eso no es verdad. No estaban diciendo la verdad.

La defensa de Vallecillo protestó ante la pregunta del fiscal acerca de por qué el agente perdió la categoría de funcionario, pero la juez no aceptó la protesta porque constató que la sentencia era pública y por tanto no había ataque a la intimidad. Se refería a un episodio acontecido en 2011, en el que la Audiencia de Palma condenó a cuatro policías locales de la ciudad por torturar a un joven detenido que estaba esposado a un banco en los calabozos del cuartel de Sant Ferran, una acción que fue grabada por una cámara de videovigilancia. El oficial de aquel grupo era Carlos.

Vallecillo fue suspendido por un periodo de tres años, ya que quedó probado que giró la cámara de seguridad para evitar que filmara los golpes que se estaban produciendo en el depósito municipal de detenidos. La sentencia destaca que su conducta al mover la cámara "reviste un mayor reproche que la de los policías básicos" y tiene en cuenta que es un oficial. El Supremo ratificó dicha sentencia en 2016. Para entonces, el nombre de Vallecillo ya estaba incluido en el sumario de los Hell Angels. Ahora, tras prestar declaración, espera la absolución. Pero su nombre no se halla entre el de los acusados que han conseguido un pacto con la Fiscalía.