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Juicio

Un hombre de Asturias afronta cinco años de cárcel por martirizar a su vecina con la música alta

El acusado, de 60 años, llegó a poner temporizadores para activar los reproductores a diferentes horas, incluso de noche y cuando no estaba

Entrada al concejo de Belmonte de Miranda.

Un asturiano de 60 años se sienta este jueves en el banquillo por haber martirizado a su vecina con la música alta durante años y con la intención deliberada de molestarla y robarle el descanso, unos hechos que se produjeron en la localidad de Belmonte de Miranda. Era tal la inquina que sentía hacia la mujer que instaló temporizadores para que la música se encendiese incluso cuando él no estaba en la casa. La mujer llegó a desarrollar ansiedad y agravó las patologías que sufría.

El Ministerio Fiscal sostiene que el acusado, nacido en 1962, desde al menos el mes de mayo de 2014 y hasta la actualidad, en reiteradas ocasiones y con el único ánimo de molestar y perturbar el desarrollo de la vida cotidiana de su vecina, puso la música a gran volumen, llegando a retumbar las paredes de la casa. Rizando el rizo de la tortura, el acusado empleaba temporizadores –siempre según el Ministerio Público– para que los reproductores se accionasen a diferentes horas, incluso nocturnas, sin que fuese necesario que él estuviese en la vivienda para hacerlo. No ha trascendido los motivos por los que el hombre adoptó esta actitud tan insidiosa hacia su vecina.

Como consecuencia de todos estos años de tormento acústico, la mujer sufrió una reagudización de las patologías clínicas que presentaba, así como un cuadro de ansiedad, por lo que precisó de múltiples asistencias médicas y medicación.

La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito continuado de coacciones, así como de un delito de lesiones. Y solicita que se condene al acusado, por el delito de coacciones, a tres años de prisión, con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, así como la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 400 metros, y de comunicarse con ella, durante cuatro años.

Por el delito de lesiones, pide que se condene al acusado a una pena de dos años de prisión con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, así como la prohibición de aproximarse a menos de 400 metros, y de comunicación respecto a la víctima, durante tres años.

En concepto de responsabilidad civil, el Ministerio Fiscal solicita que el acusado indemnice a la mujer en la cantidad de 20.000 euros por los perjuicios y daños morales causados, más los intereses legales correspondientes.

En este caso, el ministerio público solicita un pena sustancialmente mayor que en otros casos de ruidos. El Supremo ratificó hace poco una condena de dos años y nueve meses para un hostelero que martirizó a su vecinos durante años con la música amplificada de su local. Los vecinos llegaron a enfermar por los ruidos constantes en horas nocturnas.

El caso


  • Tortura acústica. Desde mayo de 2014, un vecino de Belmonte de Miranda, de forma constante y a diferentes horas del día, incluso de noche, puso la música alta con la sola intención de molestar y robar el descanso de su vecina, que agravó las patologías que ya sufría y desarrolló un cuadro de ansiedad.
  • Petición del fiscal. El ministerio público solicita tres años de cárcel por un delito continuado de coacciones, más dos años de cárcel por las lesiones sufridas por la mujer. También pide que se prohiba al hombre acercarse a la víctima durante siete años.

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