Quince familias, varias de ellas con niños, tuvieron que abandonar apresuradamente sus viviendas en la calle Torre d’en Bibiloni, en la barriada palmesana de Foners, el martes por la noche, después de que un desprendimiento en la planta baja revelara el mal estado de las vigas, lo que representaba un riesgo inminente de derrumbe. La mayoría de los vecinos, unas 45 personas, han tenido que instalarse en casas de familiares o amigos, mientras que los servicios sociales del Ayuntamiento han gestionado que ocho de ellos se instalen en un centro de acogida temporal.

Fuentes municipales informaron ayer de que el edificio, formado por planta baja, tres alturas y ático, y ubicado en el número 35 de la calle Torre d’en Bibiloni, había tenido hace años problemas estructurales y se le había requerido a la propiedad para que los solucionara. Pero al parecer estas obras no se hicieron adecuadamente.

Sobre las once de la noche del martes se produjo un desprendimiento parcial del techo de la planta baja, donde una empresa tiene instalado un almacén. Cuando los bomberos acudieron al lugar y revisaron la parte que había quedado a la vista se dieron cuenta de que la estructura estaba en muy mal estado, por lo que requirieron el desalojo inmediato de todas las viviendas ante el riesgo de derrumbe.

La puerta, precintada y cerrada con una cadena. | GUILLEM BOSCH

Quince familias, con un total de unas 45 personas, algunas con niños, tuvieron que abandonar sus casas a toda prisa. La mayoría se instaló en casas de amigos y familiares y otros a un hostal cercano. Un examen más minucioso ayer por la mañana confirmó el mal estado de la estructura.

Dotaciones de los bomberos acompañaron a los residentes ayer por la mañana para que cogieran sus enseres más imprescindibles. Los técnicos comentaron a los vecinos que no podrían volver a sus casas en al menos un mes, aunque dependerá de las obras que sean necesarias para asegurar la estructura. No se descarta que el edificio termine siendo derribado. El Ayuntamiento ha gestionado que ocho de los vecinos, que no tenían adónde ir, se instalen en un centro de acogida.

Un vecino: «Yo compré este piso hace 18 años. Si no puedo vivir aquí, no sé adónde iré»

Los miembros de dos de las familias desalojadas, que permanecían ayer en las puertas de la finca a la espera de trasladarse a un centro de acogida, explicaron la dramática situación en la que se encuentran. «Yo compré mi piso hace dieciocho años», explicaba uno de los vecinos. «Vivo con mi mujer y mis dos hijos, de quince y cuatro años, aunque ella y el niño pequeño están en Londres visitando a su familia». Este hombre comenta que la mayoría de los desalojados han podido instalarse de forma temporal en casas de amigos y familiares, aunque todos están inquietos ante la posibilidad de que esta situación se prolongue mucho en el tiempo. «Hay un vecino que ha pasado la noche en un hostal cercano, pero le ha costado 140 euros. No podemos asumir ese gasto». Varias de las familias se trasladaron ayer a un centro de acogida municipal, mientras realizaban gestiones con el seguro de sus domicilios, para que les ofrezcan una solución alternativa. «Nos han dicho que vamos a estar mínimo un mes sin poder entrar en nuestras casas, pero si esto dura mucho no sé adónde iremos». En el edificio conviven familias españolas, indias y latinoamericanas.