Tras la intensa sesión de ayer, en la que declaró ante el jurado Marisol Burón Flores, la madre de Marta Calvo, la jornada de hoy se prevé menos emotiva pero muy desestabilizadora para el presunto asesino en serie, Jorge Ignacio P. J., acusado de diez ataques, tres de ellos mortales, a otras tantas mujeres -eran once, pero una de las víctimas decidió renunciar a la acusación "antes que revivir esa pesadilla"-.

Hasta ahora, sus reacciones más visibles, generadas siempre por el enfado o la contrariedad, se han producido sobre todo ante las declaraciones de los agentes de la Guardia Civil de Homicidios que lo investigaron y acumularon las pruebas en su contra. Y hoy es el turno de los agentes del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) del laboratorio central de Criminalística de la Guardia Civil y de los agentes del laboratorio de la Comandancia de València que participaron en el registro en profundidad efectuado en diciembre de 2019 en la casa de Manuel donde presuntamente fue asesinada Marta Calvo y que figuraba alquilada a nombre de la madre del acusado.

Ese registro fue realizado en presencia del presunto asesino en serie, quien incluso llegó a felicitar a los agentes cuando uno de ellos expresó en voz alta que creía haber encontrado algún posible resto en las cañerías del baño, restos que después no resultaron ser de la víctima. De hecho, no hay un solo vestigio en toda la cañería, que fue levantada en su totalidad hasta la última arqueta del patio trasero de la vivienda, de que Marta hubiese sido realmente descuartizada en ese lugar, como sostuvo Jorge Ignacio P. J. cuando se entregó, a las cuatro de la madrugada del 4 de diciembre de 2019, en el cuartel de la Guardia Civil de Carcaixent.

También declararán los agentes que inspeccionaron el vehículo del acusado, un Volkswagen Passat del que se deshizo entregándoselo a un amigo suyo del Puig diciéndole, como recordó ayer en el juicio el sargento jefe de Homicidios de València, que "la Guardia Civil estaba a punto de detenerlo y le urgía deshacerse del coche".

Así mismo, esta fijada la comparecencia de agentes implicados en el análisis de los movimientos del acusado a partir del estudio de sus teléfonos móviles y en el proceso de búsqueda del cuerpo de Marta en el vertedero de Dos Aguas, una ingente labor que se prolongó por espacio de ocho meses y que incluyó el rastrillado, bolsa a bolsa, de 16.800 toneladas de basura para terminar constatando que el acusado mintió y que los restos de la chica, si es que realmente la descuartizó, jamás llegaron a ese lugar.