Este lunes, da comienzo el esperado juicio contra el presunto asesino en serie Jorge Ignacio P. J., acusado de los asesinatos consumados de Arliene Ramos, Lady Marcela Vargas y Marta Calvo y de los intentados sobre ocho mujeres más en el plazo de 15 meses y medio, administrándoles cocaína de altísima pureza por vía genital bajo engaño.

Marisol Burón, madre de Marta Calvo, se ha mostrado contundente a su llegada a la Ciudad de la Justicia de València. "Voy a confiar en el jurado, no puedo hablar porque soy testigo. Estoy con mucha fuerza y confianza aunque esté nerviosa. Voy a estar aquí porque soy la voz de todas ellas. Voy a estar fuerte para mi hija y por favor que el jurado se ponga en mi lugar, que me han quitado a mi hija. Pido que el jurado se ponga en mis zapatos. Ojalá diga algo. Tengo la esperanza de que se derrumbe y diga la verdad, cuando vea al jurado y sobre todo cuando vea a su madre", ha asegurado.

Y respecto al presunto asesino en serie Jorge Ignacio P. J. ha añadido, "No le tengo miedo ni ira ni asco. Ni me acuerdo de el me es indiferente. Solo me acuerdo de mi hija". Respecto de la ley que impulsa para castigar la ocultación de cadáver en caso de asesinato afirma que “Estamos en ello y esperamos que a finales de este mes tengamos algo más claro. Mi propósito es que esta ley salga si o sí adelante. Los padres no podemos vivir en esta pena. Es muy duro cerrar la puerta de casa y no saber dónde está tu hija", concluye.

También ha hecho declaraciones a su llega a la Ciudad de la Justicia, el letrado de la acusación particular Juan Carlos Navarro que representa a ocho de las víctimas de Jorge Ignacio P. J , dos de las fallecidas, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas y a seis de las ocho supervivientes. "Hoy vamos a juzgar a un feminicida, ha afirmado. Ha insistido en que en su caso pide dos condenas de prisión permanente revisable por los dos asesinatos y que considera, salvo que en el juicio se demuestre otra cosa, que se trató de asesinatos, tanto consumados, intencionados, y no de homicidios, por la vulnerabilidad y la intencionalidad previa. En este sentido, insistió en que "se trató de relaciones engañosas" en alusión a la mecánica criminal que se le imputa al presunto asesino en serie y que consistía en concertar citas sexuales con las mujeres para así tener a su disposición sus cuerpos desnudos y sin su consentimiento administrarles cocaína de alta pureza en piedras por vía genital.