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Investigación

"La he apuñalado con dos cojones": lo último que dijo el hombre que mató a su vecina en Zaragoza

La novia del criminal asegura que el arma homicida es igual a los cuchillos de su casa | El juez envía a prisión a Adil Lazizi, quien mantuvo que fue en defensa propia

Restos de sábanas en el escenario del crimen tras el levantamiento del cadáver en el número 8 de la calle Alegría. ANDREEA VORNICU

Los 15 años que Adil Lazizi estuvo en prisión por asesinar de ocho puñaladas a una turista francesa en Madrid de nada le sirvieron, pues no solo volvió a matar a su vecina de rellano en Zaragoza el pasado lunes, sino que después llegó a espetar: "La he apuñalado con dos cojones". Se lo dijo al primer policía nacional que se desplazó al número 8 de la calle Alegría del barrio de San José, tras la llamada de los vecinos que escucharon los gritos de socorro de Cristina, de 32 años. Vieron e incluso grabaron con el móvil cómo el asesino arrastraba a su víctima al rellano desde el interior de la casa de la joven. Aún vivía en ese momento. Unos detalles que forman parte de la investigación del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón y que, tras analizarlos, llevaron este jueves al juez de guardia a decretar el ingreso en la cárcel de este marroquí de 45 años.

El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza recibió este jueves un voluminoso atestado en el que, según pudo saber El Periódico de Aragón, se hace una reconstrucción pormenorizada del crimen, se analiza el informe de autopsia en el que los forenses destacan la agresividad de las 16 heridas que presentaba el cuerpo de la joven y se analizan las declaraciones de Adil Lazizi, de los amigos que la dejaron esa noche en casa, de los vecinos de ambos y de la novia del detenido. La conclusión a la que llegaron en dos días de pesquisas es que la víctima fue atacada por sorpresa cuando entraba en su vivienda y que no había ningún tipo de relación entre víctima y agresor, pese a que éste reitera que ella se insinuaba.

Homicidios pudo analizar una importante prueba ofrecida por uno de los residentes en el edificio: un vídeo que grabó tras el apuñalamiento en el que Cristina, con un hilo de vida, le pedía que avisara a la Policía y que le había apuñalado su vecino, mientras indicaba la puerta. El joven que presenció esa escena la tranquilizó y le dijo que ya habían llamado al 091, llegando rápidamente una patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana que al ver en la calle a Adil Laziz en calle le retuvo. Mientras uno estaba con él, otro entró a asistir a la herida y a preguntarle al testigo directo qué había pasado.

Este le señaló que escuchó que alguien gritaba "socorro" y que salió, al igual que su vecina, bajando con cuidado la escaleras, si bien inicialmente se volvieron a subir al ver sangre y unas manos que arrastraban a Cristina hacia dentro de su vivienda. No se quedaron de brazos cruzados porque llamaron a la Policía Nacional. No obstante, uno de ellos volvió a bajar y fue cuando estuvo con la víctima.

"Grábame que te voy a contar lo que ha pasado", dijo el criminal

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Su vídeo es una prueba fundamental para determinar no solo la autoría, sino cómo estaba la escena del crimen antes de que los servicios sanitarios llegaran y asistieran a la víctima. Pero no fue el único, ya que uno de los agentes que llegó primero sacó su teléfono móvil y enfocando a Adil Laziz le preguntó qué había pasado. Este le dijo: "Grábame que te voy a contar lo que ha pasado. La he apuñalado porque tenía rollos con ella, pretendía que dejara a mi mujer y me fuera con ella. Estaba celosa. Me ha venido a buscar y en la puerta de mi casa me ha apuñalado, así que he tenido que defenderme. Le he apuñalado a ella con dos cojones".

Pero no dicen lo mismo los restos de sangre proyectados en el interior de la vivienda de la víctima, que no estaban en la que residía el asesino. A ello se suma que en ese piso hallaron una gorra de Adil Lazizi y unos guantes que se habría puesto. Todo ello lleva a pensar a Homicidios que el ataque fue "premeditado", rechazando que fuera ella la que inició la agresión.

Pero no solo eso. Marisol, la novia del criminal a quien conoció en un taller de costura en la cárcel en 2014, identificó el cuchillo cebollero de 20 centímetros empleado en el asesinato como el que había en su cocina. A ello se suma que los amigos de la víctima descartan una relación con el marroquí porque a uno de ellos le contaba todo y a otra una vez le dijo con respecto a otro chico: "Con ese no, que es moro".

Pese a todas las pruebas, el detenido mantuvo ayer ante el juez y asistido por sus abogados, Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén, que ella se le insinuaba y que él solo se defendió. El peligro de fuga, la gravedad del delito y el hecho de que quebrantó la anterior condena conllevó un auto de prisión cuando se recupere de las lesiones que se autoinfligió.

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