Miquel Àngel R.B., marido de la exsenadora y exalcaldesa de Felanitx Catalina Soler, aseguró ayer en el juicio por arrollar con su lancha a dos turistas alemanes en es Trenc que «era imposible» ver a las víctimas. El hombre, para quien la fiscalía pide seis años de cárcel y que indemnice a los perjudicados con dos millones de euros por las amputaciones de brazo y pierna que sufrieron, negó que navegara de forma imprudente. Según dijo, «iba a unos 20 nudos» y la embarcación «iba planeando». El hombre afirmó que es la velocidad habitual en esa zona y que no detectó la presencia de los turistas en el agua hasta que les pasó por encima. Los afectados, por su parte, explicaron que estaban nadando en la superficie, a unos 20 metros de su velero. «No oí llegar a la lancha. Noté que algo me pasó por encima y que había perdido un brazo», declaró una de las víctimas. Ambas afirmaron que no habían bebido alcohol aquel día.

El accidente se produjo hacia las siete y media de la tarde del 27 de julio de 2018 a unos 300 metros de la costa. Miquel Àngel R.B. contó que estaba navegando con su lancha junto a Catalina Soler y su hijo. Regresaban al Club Náutico de sa Ràpita tras pasar la tarde en la playa del Marquès. «Llevo 20 años navegando por allí, a veces hago ese trayecto cuatro veces al día», dijo. En su declaración, relató que pasó «a unos 60 metros» de una embarcación. «Miré si había alguien bañándose. Era imposible verlos», señaló. El acusado afirmó que navegaba a unos «20 nudos» y que es «la velocidad a la que se va habitualmente» en ese tramo, donde «no hay ningún límite establecido».

«No me percaté de la colisión hasta que noté algo en la hélice. Pensé incluso que mi hijo se había caído al mar», aseveró. Entonces se dio cuenta de que había arrollado a una persona. «Nos asustamos mucho. La cogí y vi que tenía la pierna cortada. Estaba inconsciente, le hice un masaje torácico y reaccionó. Olía mucho a alcohol», indicó. «En ese momento no sabía nada de la segunda víctima», explicó. Tras llamar a emergencias y llevar al herido a la Colònia de Sant Jordi, regresó con la lancha a por el otro afectado. El acusado aseguró que nadie le advirtió de la presencia de los bañistas y que las condiciones eran buenas, por lo que «no era necesario reducir la velocidad». «De ninguna manera habría ido a una velocidad que pusiera en riesgo a mi mujer y mi hijo», sentenció.

Las dos víctimas declararon que estaban «nadando a unos 20 metros» de su velero, sujetas a un artefacto propulsor, cuando fueron arrolladas. «Alguien pasó por encima de nosotros y me desmayé. Desperté ya en el hospital», recordó una de ellas, un joven de 29 años que perdió una pierna en el siniestro. Lleva una prótesis en la extremidad y ha tenido que someterse a siete intervenciones quirúrgicas. El otro afectado, de 23 años, sufrió la amputación total del brazo derecho. «No vi llegar ningún barco. Algo me pasó por encima y noté que había mucha sangre y que no tenía brazo. Como pude nadé hasta el velero», contó. Según dijo, cuando fue arrollado tenía la cabeza fuera del agua pero no escuchó la llegada de la lancha. Los dos afectados negar haber bebido alcohol antes del accidente.

Un joven que iba en el velero, amigo de los perjudicados, relató que «la lancha llegó muy rápido» y escuchó «un ruido como si la hélice hubiera topado con algo». Después vio a las dos víctimas malheridas y se tiró al agua. Rescató a una de ellas, «que no tenía pulso ni respiraba» y llamó a gritos a la lancha para que se acercara. El juicio continúa hoy.