Ricardo Martinelli, de 70 años, con una fortuna estimada en más de mil millones de dólares, ha estado envuelto en numerosos casos de supuesta corrupción.

Es propietario de una de las cadenas de supermercados más importantes de Panamá y socio en una decena de compañías. En 1998 fundó el partido Cambio Democrático y a finales de la década de los noventa fue ministro del Canal y presidente de la Junta del Canal de Panamá. En 2009 llegó a la presidencia de Panamá y se mantuvo en el cargo hasta 2014.

Tras dejar el poder en 2014 fue investigado por numerosas causas de corrupción y sobornos, entre las que destacan los sobrecostes de 45 millones en el Programa de Ayuda Nacional (PAN) y el espionaje telefónico a cerca de 150 opositores. Huyó de su país, pero en 2017 fue detenido en Florida y extraditado. Fue absuelto en un juicio, pero tiene todavía causas abiertas y no puede salir del país.

En España está imputado en una causa abierta en la Audiencia Nacional por el presunto cobro de comisiones ilegales en las obras de dos líneas de metro y de la Ciudad de la Salud en Panamá realizadas por la constructora FCC. Martinelli está acusado de los delitos de  blanqueo de capitales y de corrupción en las transacciones internacionales.

Ahora, la Guardia Civil sitúa al expresidente panameño en la cúspide de la trama para vigilar a su novia durante su estancia en Mallorca en 2020. El político presuntamente financió la operación, facilitaba información a los vigilantes y daba órdenes.