La Interpol (la Organización Internacional de la Policía Nacional) trabaja también en el esclarecimiento del robo de las botellas de Atrio, ya que se sospecha que están fuera de Europa. Tras cinco meses de investigación no se ha conseguido avanzar nada sobre el asalto: las botellas continúan en paradero desconocido y no se ha identificado a los autores.

En paralelo, la compañía de seguros del restaurante contrató a detectives privados para intentar recuperar los caldos (es algo habitual en robos millonarios como este, suelen contratarse también en el caso de obras de arte o de joyas). Se trata de detectives especializados que han estado rastreando los mercados negros de todo el mundo.

Tal y como explica el propietario de la correduría de seguros que tiene contratada Atrio desde hace más de una década, Jorge Sánchez, de Sánchez Castañón SL, miembro del grupo Cojecobro y afincada en Zafra, los detectives recibieron varios mensajes que procedían de personas residentes en diferentes continentes con pistas sobre dónde o quién podía tenerlas. "Resultaron ser pistas falsas de gente interesada que lo que quería era una recompensa", explicó Sánchez. La primera opción del seguro ha sido siempre lograr devolver las botellas a la bodega pero no se ha conseguido ni un solo dato fiable sobre las mismas.

"Asegurar una bodega millonaria no es fácil, es como las obras de arte. Son seguros especiales"

Jorge Sánchez - Mediador de seguros de Atrio

"Ha sido un robo de guante blanco, limpio", afirma José Polo. Él siempre ha tenido claro que se trataba de un asalto por encargo. "Se han llevado justo lo que no hay en el mercado", asegura. Está convencido de que los ladrones, un hombre y una mujer que se alojaron y cenaron en el hotel y abonaron con una tarjeta que no se podía rastrear, habían sido contratados por otra persona que les compró después las botellas.

De madrugada, los autores solicitaron al personal que les subieran una ensalada a la habitación. Se la preparó el vigilante y fue en el momento en que se la llevó a la habitación cuando aprovecharon para acceder a la bodega burlando las cámaras de seguridad. Este empleado ha quedado tocado psicológicamente tras lo ocurrido, según cuenta el propio Polo.

Confidencialidad

Ha sido un robo casi perfecto. Por eso la aseguradora, convencida de que las botellas no aparecerán, ha negociado con Atrio el pago de una indemnización. No ha trascendido la cantidad porque han firmado un contrato de confidencialidad con la compañía, por el que se comprometen a no revelar ni el nombre de la misma ni el dinero cobrado. En caso de que aparecieran las botellas tendrían que volver a negociar con el seguro para recuperarlas.

No se trata de una compañía de seguros al uso, sino que es una multinacional especializada en grandes riesgos, explicó Jorge Sánchez, mediador que consiguió la póliza a Atrio con esta empresa. De hecho la bodega del restaurante, considerada como una de las más importantes del mundo, está asegurada por su valor total, sin topes (la compañía cubre también al hotel Relais&Chateaux). "La bodega está valorada en varios millones de euros y el seguro cubre la totalidad, si hubiera habido un incendio llegaría al 100%", afirmó.

"Ha sido un robo de guante blanco. Me conformaría con que apareciera la botella de 1806"

José Polo - Sumiller y uno de los dueños de Atrio

Nunca ha llegado a trascender el valor de las 45 botellas desaparecidas (según Sánchez no eran las más caras de la colección, por eso se cree que el robo estaba premeditado y encargado, porque habían seleccionado con antelación las botellas que querían). Sí ha habido especulaciones. Se llevaron por ejemplo uno de los ejemplares más icónicos de la colección, un Château d’Yquem de 1806 valorado en unos 310.000 euros (Polo se conformaría, dijo ayer, con que apareciera solo esta, por el valor sentimental que tiene para ellos: "no la habría vendido nunca por nada del mundo"). Además de otras de Romanée Conti, con un precio de unos 12.000 euros. Son ejemplares prácticamente únicos.

Tras la negociación con la compañía de seguros han recibido una indemnización que está por debajo del valor real de las mismas (un justiprecio, como se denomina en el argot de los seguros), pero a los dueños de Atrio les sirve para cerrar esta etapa y pasar página. Lo invertirán, confirma Polo, en adquirir más caldos para la bodega y en mejorar la seguridad del edificio. Algunas medidas ya se tomaron tras el robo: "la noticia dio la vuelta al mundo. El ‘Daily Telegraph’ nos llamó ingenuos en un reportaje porque teníamos todos los vinos de la bodega en internet, ahí nos dimos cuenta de que teníamos que protegernos más", recuerda José Polo. Sus esfuerzos se centran ahora en eso y en intentar salvar la actual crisis como consecuencia de la guerra de Ucrania, que ya está dejando su huella en este hotel de lujo.