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Entrevista - Federico Chacón - Inspector de la policía nacional, delegado provincial de participación ciudadana

Federico Chacón: «La sociedad mallorquina es tolerante, y los delitos de odio no dejan de ser hechos aislados»

El inspector Chacón es el coordinador de la Policía Nacional frente a los delitos de odio y discriminación

El inspector Federico Chacón, en la entrada de la Jefatura de Policía en Palma.

¿La Policía está sensibilizada ante los delitos de odio?

Sí, y una de las principales líneas del Plan de Acción del ministerio del Interior es precisamente la formación de los agentes en este sentido. Esta formación busca una respuesta homogénea de todos los cuerpos policiales de la Unión Europea para dar una respuesta correcta a esta problemática. En Balears, a pesar de la pandemia, que ha provocado problemas para reunir a compañeros para darles la formación, hemos llegado ya a más de cien policías, que han recibido instrucciones sobre cómo dar respuesta a estos delitos.

¿En qué consiste esa formación?

Se les explica la actuación procesal y penal. Se les forma para identificar estos delitos, los indicadores de polarización, cómo actuar con las víctimas y nuestro papel como interlocutores entre los denunciantes y las asociaciones que les pueden ayudar. También sensibilizamos a los policías en temas como estereotipos y prejuicios. Y participan colectivos nuestros, como LGTB-POL, que están especialmente sensibilizados.

¿Han tenido algún caso especialmente grave?

Para la Policía todos los casos son importantes. Tenemos que utilizar la misma intensidad tanto en la investigación y persecución de estos delitos como en la prevención.

¿Hay un perfil específico de la persona que comete un delito de odio?

No. Los delitos de odio por lo general vienen provocados por conceptos erróneos o prejucios que tienen unas personas hacia otras por su orientación sexual, por su origen o su color de piel. Ese es el principal error de la persona que comete ese delito, esa es la raíz de la cuestión. Y nosotros lo que buscamos es que la sociedad sea consciente de que hay que respetar a los demás independientemente de su origen, su raza o su identidad sexual. España es uno de los países que tienen más indicadores de polarización.

¿Qué son estos indicadores de polarización?

Son hechos que deben figurar en los atestados policiales y que nos permiten a policías, fiscales y jueces establecer que esa conducta constituye un delito de odio y discriminación.

Serían una especie de señales de alarma.

Exacto, y además de los más conocidos, como la discriminación por raza o identidad sexual, hay otros muchos. Tenemos dieciséis indicadores. El año pasado se incluyeron tres más: la gerontofobia (hacia las personas mayores), la aporofobia (hacia personas pobres) y la disfobia (hacia los discapacitados).

¿Hay muchos delitos de odio en las redes sociales?

Aquí entramos en lo que se conoce como «hate speech», que es la incitación al odio. Nuestra principal labor aquí es preventiva. A través del Plan Director damos charlas a menores y adolescentes, en las que les explicamos que estos discursos de odio en las redes pueden acabar provocando ciberacoso, y que ciertos comportamientos de este tipo pueden ser hechos delictivos. Que nadie se crea que por el hecho de estar solo en su casa con el teléfono puede vejar o humillar a los demás. El respeto cotidiano hay que mantenerlo en la vida on line.

¿Cuantas de estas charlas han dado en el último año?

En 2021, a pesar de las restricciones, hemos impartido unas 800 charlas en centros educativos y hemos llegado a unos 20.000 menores.

Pero los «haters» están a la orden del día en las redes.

Y para eso está también la Policía, para combatir el discurso de odio en estos ámbitos, con la colaboración con grandes empresas tecnológicas, que reportan a nuestra oficina de enlace los discursos de odio que detectan. Se están controlando y fiscalizando el 90% de estos comportamientos.

¿Considera que a pesar de todo la sociedad mallorquina es tolerante?

Mucho. Aquí vienen a vivir muchas personas de distintos lugares del mundo y eso es bueno y necesario. Y estos delitos no dejan de ser hechos aislados.

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