"No sabemos qué pasó. Era una obra de nada". A Vicente Moirón la muerte le pasó rozando. Es uno de los cuatro operarios que esta mañana se encontraban realizando una reparación en el en el colegio San Vicente de Paul de Gijón, en el cruce entre las calles Ezcurdia y Caridad, cuando se vino abajo el forjado del tejado de la terraza. Libró por los pelos. Seguramente se salvó porque estaba echando un cigarro en la ventana en el momento del derrumbe. Eso fue lo que evitó que fuese atrapado por los escombros. No tuvieron la misma suerte dos compañeros. Uno, A. V. D., fue hallado muerto pasadas las dos y media. Algo más de una hora y media después encontraron también muerto a D. V.
Los dos trabajadores fallecidos son primos y naturales de Mieres. Además, ambos son parientes de Moirón, que esta mañana miraba perplejo, en shock, el estado en que había quedado el edificio del colegio San Vicente de Paul. "Llevábamos una semana trabajando aquí", explica el trabajador, sobre unas labores que, afirma, no revestían grandes dificultades: estaban reparando la escayola del inmueble cuando sucedió la tragedia. Por le momento, los Bomberos descartan que estas labores tuviesen algo que ver con el derrumbe.
El suceso ha causado gran revuelo en el barrio de La Arena. Son decenas los vecinos que siguen de cerca los trabajos de los equipos de emergencia. El presidente del Principado, Adrián Barbón, y la alcaldesa de Gijón, Ana González, también están siguiendo el rescate a pie de calle.
El derrumbe en el colegio San Vicente, cuyas consecuencias aún se están evaluando, toca de lleno el corazón de Gijón ya que se trata de un centro cuya historia, de más de un siglo, está íntimamente ligada al barrio de La Arena y a las hermanas de la Caridad que dieron nombre a la calle. Un barrio de cuyo crecimiento y vitalidad ha sido siempre testigo la comunidad escolar.
