"Me tiraron al suelo y uno de los vigilantes me puso unos grilletes y se subió encima de mí. Le suplicaba que se quitara porque no podía respirar y me asfixiaba". Un cliente de 43 años de la discoteca de la calle Marqués de Campo de Dénia ha presentado en el cuartel de la Guardia Civil de Xàbia una denuncia en la que asegura que cuatro vigilantes de la sala Condado lo agredieron sin mediar por su parte ninguna provocación y le ocasionaron lesiones. El denunciante aportó fotografías (un guardia está sobre él y le ata las manos) y un informe médico del centro de salud de Xàbia. El doctor que lo exploró hace constar que sufrió escoriaciones en los nudillos de una mano, contusiones en las dos rodillas y contusión y escoriación en la cara y la cabeza.

El denunciante manifestó a este diario que todavía no se explica por qué los cuatro vigilantes de seguridad la tomaron con él y emplearon una violencia totalmente injustificada. En la denuncia, relata que poco antes de las 6 de la mañana del domingo se hallaba junto a su esposa y dos amigos en esta discoteca, que en ese momento cerraba. Su mujer y él salieron con las copas en la mano. "No sabíamos que estábamos haciendo nada mal", precisa. Entonces los vigilantes les reprendieron y él pidió un vaso de plástico. Y eso fue todo, afirma. "Cogieron fuertemente a mi esposa del brazo. Yo les dije: ‘pero, ¿qué pasa?’, y tiré la copa al suelo. Nada más".

A continuación, ya se vio tirado en el suelo. Asegura que recibió numerosos golpes, que lo inmovilizaron brutalmente y le esposaron las manos por detrás de la espalda. "Me ahogaba. Uno de los vigilantes me decía que yo era colombiano, como si eso fuera un delito".

Advierte de que fue su esposa y no los vigilantes de la sala la que llamó a la Policía Local. Cuando ya le dejaron incorporarse, uno de los vigilantes le espetó que tratarlo de ese modo era "su trabajo".

"Todavía no lo entendemos. Estábamos pasándolo bien. Tengo 43 años y no voy por ahí metiéndome con nadie. Llevo 4 años en España y nunca me había pasado nada así. Es un atropello. Me agredieron como a un animal", denuncia.

Subraya también que todavía resulta más incomprensible que la agresión se produjera en la calle. Se pregunta si los vigilantes tienen autoridad para tirarlo en la vía pública al suelo, golpearlo, inmovilizarlo y atarle las manos. "He hablado con mi abogado e incluso con las autoridades de mi país. Había sido una noche estupenda. No nos metimos con nadie. Que te ocurra algo así te hace sentir muy indefenso".