La madre de la menor de 16 años que el pasado domingo fue salvada por la Policía Nacional cuando pretendía suicidarse en un acantilado de s’Illot, en Manacor ha denunciado la desatención que sufre en el centro tutelado de Felanitx en el que reside, y que ha provocado que su conducta haya empeorado desde que ingresó allí. «Saben que tiene problemas y la dejan salir a fiestas, no la controlan para que no monte escándalos, y ahora le han subido la medicación. La tienen dopada para que esté tranquila».

Laura, la madre, explica que le retiraron la custodia de la menor cuando tenía trece años «con engaños». Cuenta que la niña fue siempre muy rebelde, y que un día bebió un licor que tenía en casa y se presentó ebria en la escuela. «Me dijeron que sería solo por un año, pero no me la retornaron». Añade que sus problemas de conducta se agravaron desde que ingresó en un centro tutelado de Felanitx dependiente del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS). Afirma que allí empezó a fumar y a consumir drogas.

«La tutora responsable de mi hija ha clasificado a mis otros tres hijos en situación de riesgo, y me dice que si me quejo me los quitarán también», afirma. «Mis niños están atendidos y les va bien en el colegio».

Sin embargo, la madre ha superado el miedo para denunciar la situación en la que, según dice, se encuentra su hija mayor en el centro tutelado en el que reside.

«No tienen ningún control y a mí no me informan de nada, ni siquiera de la medicación que le dan. Un día, cuando fui con mi marido a verla, descubrimos que las niñas guardaban cigarrillos y porros en un escondrijo cerca del centro. Se lo dijimos a los monitores y nos comentaron que ya lo sabían, pero no hicieron nada. No les prestan atención porque para ellos son un número más».

La madre añade que el comportamiento de la menor empeoró mucho desde que ingresó en el centro. «Desde que está allí no respeta a nadie y se ha vuelto muy agresiva. Además ha probado otras drogas más duras. Hace unos meses la dejaron irse un fin de semana a casa de una amiga y acabaron en una fiesta privada con alcohol, drogas y adultos».

El domingo, cuando estaba en la casa de la familia, protagonizó un altercado. «Le dije que se levantara de la cama y arreglara la cocina, y empezó a gritarme. Estaba muy agresiva y parecía que me iba a pegar. Mi hija menor se interpuso y le pegó a ella. Se marchó de casa y se fue a los acantilados. Yo llamé al centro para pedir que viniera un educador, pero me dijeron que no podían venir. Luego me avisaron de que había llamado para decir que iba a tirarse de un acantilado». Una patrulla de la Policía Nacional la salvó in extremis.